Sostiene el ministro De Guindos que la transmisión de la política monetaria está rota y no llega el críédito a los agentes económicos, pero no sólo eso. El poco críédito que llega es cada vez más caro. Hasta el extremo de que los tipos de interíés reales -los que verdaderamente sufren los consumidores y las empresas al descontar el efecto de la inflación- se han vuelto a situar en niveles máximos desde que en 2009, en plena Gran Recesión, la economía española coqueteó con la deflación.
O dicho en tíérminos más precisos. Mientras que el IPC se sitúa en un 2,4% en tíérminos anuales (y a la baja), el tipo sintíético de los príéstamos y críéditos -media de los tipos de interíés aplicados en las nuevas operaciones- subió hasta el 4,08% en marzo, el valor máximo en ocho meses (y al alza).
La evolución es todavía más preocupante para los hogares, cuyo tipo sintíético en las nuevas operaciones ha subido hasta el 4,22%. Pero mientras que los príéstamos para adquisición de viviendas se han situado en el 3,26%, los destinados a financiar bienes de consumo y otros fines alcanzan el 7,5%. Es decir, el triple que la inflación, lo que supone pagar en tíérminos reales cinco puntos de tipos de interíés. Y eso que el Banco Central Europeo (BCE) mantiene el precio oficial del dinero en el 0,75%.
En el caso de las empresas, el escenario no es mucho mejor. El tipo sintíético de las nuevas operaciones alcanza el 3,91%, pero en los príéstamos hasta un millón de euros –que son los que más afectan a las pequeñas y medianas empresas- se sitúa en el 5,65%. O del 5,17% si se devuelve el príéstamo antes de un año. Una tasa que, en todo caso, se sitúa muy por encima de la media de la Eurozona: un 3,83%. España es, de hecho, junto a los países intervenidos, Italia y Malta una de las naciones con tipos de interíés más elevados. Los de Alemania, por ejemplo, son un 25% inferiores a los españoles.
¿Quíé significa esto? Pues que los altos tipos de interíés en tíérminos reales lastran la recuperación, al contrario de lo que sucedió antes de la crisis, cuando endeudarse era rentable porque existían tipos de interíés reales negativos. Era mejor endeudarse que no hacerlo, lo que explica la creación de burbujas financieras, principalmente en el mercado inmobiliario.
Menos dinero a actividades productivas
La oferta de dinero tampoco ayuda a salir de la crisis. Según el último informe mensual del servicio de estudios de La Caixa, el críédito para financiar actividades productivas está cayendo a un ritmo anual del -15,3%. Esta tasa negativa crece hasta el -18,4% en el caso de la construcción y hasta el -16,5% en la financiación del sector servicios, clave en la estructura económica española. En total, el saldo del críédito destinado a actividades productivas ha descendido en 144.500 millones, lo que da idea del intenso proceso de desapalancamiento que está sufriendo la economía española.
En el caso de las personas físicas, el descenso del críédito para adquirir bienes de consumo duradero (lavadoras o frigoríficos, por ejemplo) llega al 12,7%. En cualquier caso, muy por encima de la inflación, que muestra una tendencia claramente descendente, como refleja este análisis del Servicio de Estudios del BBVA. Según sus estimaciones, el tipo de interíés oficial se mantendrá este año en el 0,75%.
Este racionamiento del críédito no tiene nada que ver con un problema de liquidez como consecuencia de las restricciones de oferta monetaria por parte del BCE. Al contrario, como recuerdan los economistas de La Caixa, la banca española tenía más de 47.000 millones de euros en la facilidad de depósito en enero (el dinero que depositan en Fráncfort como colchón de seguridad). En febrero, esta cantidad se redujo hasta los 19.000 millones de euros, lo que indica que 28.000 millones de euros devueltos al BCE procedían de la facilidad de depósito. “Es decirâ€, sostiene, “no era dinero en circulación†y, por lo tanto, no se destinó a financiar inversiones productivas.