Las cuentas de la austeridad no cuadran
Las cuentas de la austeridad no cuadran. Dos reputados profesores de la Universidad de Harvard, autores de diversos estudios que han inspirado la rigurosidad fiscal en EE UU y Europa, han admitido hoy que se equivocaron al hacer los cálculos.
Kenneth Rogoff y Carmen Reinhart, esta última la mujer economista más influyente del mundo, patinaron al utilizar un programa informático que contenía datos históricos de decenas de países.
El error arroja dudas sobre su tesis de que los gobiernos con una deuda superior al 90% tienen graves dificultades para impulsar el crecimiento. Esta conclusión ha servido de referencia para las políticas de Bruselas, el G-20 y la clase dirigente norteamericana.
Rogoff y Reinhart saltaron a la fama con un libro editado en 2009. Bajo el título 'Esta vez es distinto', los dos especialistas llevaron a cabo una colosal tarea de investigación para analizar las crisis financieras sufridas por el mundo desde hace 800 años. El trabajo refuta la idea de que la actual recesión es verdaderamente extraordinaria e insiste en las lecciones de la historia. Siguiendo su teoría, las sucesivas turbulencias con raíces bancarias demuestran lo difícil que resulta encontrar el camino de la recuperación. El dúo de profesores reforzó su influencia con un estudio adicional hace tres años. 'El crecimiento en tiempo de deuda' defiende con un sinfín de estadísticas la importancia de mantener las cuentas equilibradas para que la economía no se ahogue.
Este segundo análisis fija el tope del 90% de deuda como límite para que el crecimiento no se vea afectado. El estudio, basado en innumerables cifras de las economías más avanzadas, sostiene que la recesión está asegurada si un país convive con un pasivo de esta dimensión. Lejos de tener un impacto exclusivo en el mundo universitario, el trabajo pasó a convertirse en un argumento para distintos líderes políticos. En Bruselas, el comisario de Economía, Olli Rehn, ha repetido varias veces que la austeridad resulta inevitable porque «serias investigaciones acadíémicas» corroboran que una deuda elevada frena la recuperación. En las últimas semanas, el G-20 se ha planteado tomar la referencia del 90% como umbral máximo para los miembros del club.
Las conclusiones de Rogoff y Reinhart, sin embargo, se han llevado hoy un fuerte varapalo. Tres colegas de la Universidad de Massachusetts difundieron un trabajo en el que se denuncia que su teoría de la austeridad está repleta de agujeros. Los expertos, entre ellos un alumno aspirante a doctor que empezó a tirar del ovillo, descubrieron que existían errores en los cálculos. Según sus cifras rectificadas, los países con una deuda superior al 90% no caen automáticamente en recesión, sino que pueden crecer a una media del 2,2%. Además, advierten de que se han ponderado en exceso situaciones concretas como la que sufrió Nueva Zelanda en 1951 cuando registró una brutal caída del PIB del 7,6%.
Con los nuevos datos, los expertos de Masschusetts extraen una lectura completamente diferente. «No estamos sugiriendo que los gobiernos puedan despilfarrar, pero un díéficit administrado juiciosamente es la herramienta más efectiva para combatir un desempleo masivo», aseguraban en un artículo publicado hoy en el 'Financial Times'. Rogoff y Reinhart ya se han defendido. Tras asegurar que el desliz en los cálculos se debe a un problema con el Excel, remarcaron que su «mensaje central» se mantiene invariable. El dúo constató que pese a la corrección queda claro que las economías sufren con un nivel de endeudamiento excesivo.
Rogoff y Reinhart conforman uno de los tándems de economistas más reconocidos. El primero, antiguo miembro de la cúpula directiva del FMI, fue un niño prodigio del ajedrez que llegó a ganarse la vida jugando espectaculares partidas de exhibición. Como especialista en materia económica, conoce de sobra la políémica tras su enfrentamiento con Joseph Stiglitz, el Premio Nobel de 2001 seguidor de John Maynard Keynes. Reinhart, que el mes pasado fue nombrada doctora Honoris Causa por la Universidad del País Vasco, nació en La Habana, aunque a los diez años se trasladó a EE UU. Durante su infancia, las dificultades económicas le marcaron.