Los principales bancos estadounidenses ya han presentado sus cuentas en Wall Street y el resultado difícilmente podría ser más satisfactorio. La práctica totalidad de las entidades han conseguido superar los registros de hace un año e incluso han llegado a presentar beneficios ríécord, como es el caso de JP Morgan o Wells Fargo. Los expertos consideran que estos resultados evidencian el buen ritmo que está adoptando el sector y apuntan al papel clave que está destinado a tener en bolsa a lo largo de este ejercicio.
Había mucho en juego. Los focos apuntaban directamente hacia el sector bancario despuíés del escepticismo que dejaron algunas de las compañías estadounidenses en la última campaña de resultados. Buena parte de los expertos considera que el buen hacer de gran parte del tejido empresarial del país se debe a que los analistas, escarmentados tras el primer trimestre, han rebajado ostensiblemente sus estimaciones. En cualquier caso, la opinión unánime es que las entidades han cumplido sobradamente con las pretensiones del mercado.
“El sector bancario tiene en sus manos ser el gran protagonista del mercado estadounidense. La economía del país va dando síntomas de mejora y atisbos de lento, pero constante, crecimiento. Hoy, tras los ajustes aplicados en las plantillas y en el negocio operativo de muchas entidades, los bancos son más eficientes en costes y sus resultados tienen que volver a recuperar el buen tonoâ€, apunta Rafael Ojeda, analista de Miramar Capital.
Morgan Stanley ha sido la última entidad en presentar sus resultados y una de las pocas que se ha quedado al filo de las previsiones de los expertos. El banco de inversión obtuvo un beneficio de 984 millones de dólares durante el primer trimestre del año frente a las píérdidas de 94 millones que registró en el mismo periodo del año anterior. Los registros de BPA (beneficio por acción) han sido los que han defraudado al mercado ya que las estimaciones se situaban en 59 centavos y el reporte definitivo ha alcanzado los 49 centavos de dólar. En el caso de Goldman Sachs, el beneficio experimentó una mejora del 5% hasta los 2.190 millones de dólares, mientras la facturación se mantuvo estable. El BPA alcanzó los 3,86 dólares frente a los 4,29 esperados.
Por su parte, Bank of America cuadruplicó sus beneficios respecto al año precedente hasta obtener 2.620 millones de dólares, gracias a los ajustes contables en los activos de deuda y los recortes en los gastos. El BPA se situó en 0,20 dólares, ligeramente por debajo de las estimaciones, que apuntaban a los 0,23 centavos por título. En el caso de Citigroup, la entidad tambiíén incrementó su beneficio, en este caso en un 30%, y reportó un BPA de 1,29 dólares, por encima de las previsiones de 1,17 dólares.
JP Morgan y Wells Fargo fueron los primeros en pasar por la palestra del mercado para presentar sus cuentas. En ambos casos las firmas anunciaron beneficios ríécord. El primero llegaba a la cita con su consejero delegado, Jamie Dimon, cuestionado tras las píérdidas multimillonarias ocasionadas en una de sus carteras gestionadas en Londres el pasado año. Finalmente, obtuvo en el primer trimestre un beneficio neto ríécord de 6.529 millones de dólares, un 32,6% más que en el mismo periodo del ejercicio anterior, superando ligeramente las estimaciones de los expertos.
En el caso de Wells Fargo, cuarta entidad del país por el valor de sus activos, tambiíén consiguió tocar niveles históricos al ganar 5.200 millones de dólares frente a los 4.250 reportados un año antes. Mención aparte tuvieron los ingresos, que cayeron a 21.260 millones ante un panorama económico que, sin ser todo lo adverso que ha venido mostrándose en los últimos meses, todavía no termina de ser idílico para el negocio de la entidad. John Stumpf, presidente ejecutivo, ha apuntado como referencia clave la progresiva mejora de los príéstamos y los depósitos.