El economista Santiago Niño Becerra se pronuncia hoy sobre el llamado caso Bárcenas y los más de 20 millones de euros que el extesorero de Partido Popular Luis Bárcenas aseguró tener depositados en una entidad de Suiza. "Calderilla", señala el economista.
"Los 15-20 millones que ha movido el caso Bárcenas son calderilla en comparación con lo gastado en obra pública, por ejemplo, en España, en los últimos diez años", añade Becerra en su artículo de La Carta de la Bolsa.
Y es que se pregunta el economista, ¿lo que se ha gastado, se ha gastado de forma eficiente? Ahora que estamos "en medio de una crisis brutal", lo que se gasta, ¿se gasta eficientemente?, se cuestiona. "Eso no lo investiga nadie".
En cualquier caso, Niño Becerra piensa que el tema de la corrupción en forma de 'sobres' se ha exagerado por conveniencia. Así se pronuncia en respuesta a una lectora que le pregunta por quíé piensa íél que se funciona aún con dinero físico, con monedas y billetes. Por quíé no desaparece y se utiliza únicamente dinero electrónico. A juicio de esta lectora se acabarían los 'sobres', la economía sumergida, la corrupción...
En su respuesta, Niño Becerra señala que "si algo parece lógico y no se hace es porque no interesa". Y prosigue su explicación, "la mayoría del dinero que circula no existe: son bits de ordenador, cuando concedes un críédito estás creando dinero, y, de media, por cada dólar que se tiene en depósitos se crean críéditos por nueve; a eso añade críéditos que crean grandes superficies y dinero que se crea a travíés de las negociaciones de derivados, CDSs, y otros activos sin existencia real". Aunque parezca mentira, concluye, "el dinero físico es el único dinero real que existe. Y el dinero, en el fondo, no es más que un depósito de valor".
Pero existe otra razón para no acabar con el dinero físico: la identidad nacional y reafirmación cultural. "Algo que puede parecer estúpido pero que aún pesa mucho, sobre todo entre las personas de una cierta edad".
"Eliminar el dinero físico se hará, pero supondrá aceptar cosas", sentencia Becerra. "Como un control total de activos y pasivos tanto para bancos como para las personas y los Estados. Es decir, se eliminará cuando las cosas estíén tan mal que se acepte cualquier cosa que parezca posible como parte de la salvación".