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Autor Tema: Soluciones bálticas para Eslovenia...  (Leído 177 veces)

OCIN

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Soluciones bálticas para Eslovenia...
« en: Abril 27, 2013, 07:35:39 pm »
Por…    Dalibor Rohac

Eslovenia, una vez celebrada como el ejemplo de Europa Central y Oriental, ahora es percibida por muchos como otra de las economí­as enfermas de Europa. Considerando que los rendimientos de los bonos están cerca de aquellos de Portugal y la rebaja en la calificación de Moody’s para uno de los bancos más grandes de ese paí­s, los rumores de un inminente rescate abundan —aunque son eníérgicamente negados por Alenka BratuÅ¡ek, el primer ministro de Eslovenia. Para resolver sus problemas, los eslovenos deberí­an mirar al norte, dado que sus problemas se asemejan los padecimientos que enfrentaron los paí­ses bálticos hace tan solo cuatro años.

No nos equivoquemos —Eslovenia no es un desastre. Desde el colapso de Yugoslavia, el paí­s ha tenido un sector privado fuerte e innovador, una infraestructura espectacular, vistas alpinas y pasto bien cuidado, haciendo que se parezca más a Austria o Suiza que a una economí­a en transición.
A pesar de una severa contracción económica de casi 8 por ciento del PIB en 2009 y solamente una recuperación díébil desde ese entonces, los eslovenos siguen siendo los más afluentes de los habitantes de los paí­ses en transición de Europa Central y Oriental, teniendo un desempleo todaví­a por debajo del 10 por ciento —mucho menos que el 14,5 por ciento en Eslovaquia, generalmente percibido como el paí­s que ha sobrellevado la crisis de manera exitosa. La relación deuda/PIB de Eslovenia está rondando el 53 por ciento del PIB —de acuerdo a los estándares europeos íésta es una cifra eminentemente razonable. Además, los problemas de Eslovenia ni carecen de precedentes ni son imposibles de resolver. No deberí­a sorprender que la clave se encuentre en el sector financiero del paí­s, que incluye alrededor de 7.000 millones de euros en malos príéstamos, alrededor de 20 por ciento del PIB de la nación adriática. El colapso financiero en Chipre ha generado dudas acerca de la capacidad de los bancos eslovenos de lidiar con el problema y, por ende, de la habilidad del gobierno esloveno de recapitalizar su sector bancario, si es que se presentase la necesidad.

Por esto es que Eslovenia deberí­a mirar al norte. Durante su bonanza de críédito entre 2000 y 2007, el endeudamiento de Letonia llegó a 116 por ciento del PIB. Al inicio de la crisis en 2008, los malos príéstamos en Lituania y Letonia constituí­an aproximadamente un quinto del total de los príéstamos. Y al igual que Eslovenia, que ha sido un miembro de la Eurozona desde 2007, la deuda privada excesiva de Letonia habí­a sido parcialmente alentada por el ríégimen de tipo de cambio fijo. Entre 2008 y 2009, Letonia, junto con otros estados bálticos, sufrieron una profunda contracción económica. En gran medida, los estados bálticos, incluyendo Letonia, reaccionando de manera similar, implementaron una combinación de recortes severos del gasto público y reformas estructurales de gran envergadura, y se recuperaron rápidamente. El tamaño del ajuste fiscal fue asombroso —en Letonia fue equivalente a 11 por ciento del PIB en tan solo un año.
Entre las medidas tomadas por el gobierno letón estuvieron reformas que mejoraron los mecanismos legales para la ejecución de críéditos, promoviendo la resolución descentralizada de las deudas a travíés de los mercados, y tambiíén cambios en el código tributario que facilitaron la reestructuración de las deudas. En el sector financiero, los resultados no fueron inmediatos —la proporción de los príéstamos no-rentables permanecerí­a alta durante varios años. Sin embargo, como los lí­deres eslovenos deberí­an notar, el efecto económico general de las reformas bálticas fue rápido e incuestionablemente positivo. Desde 2011, las tasas de crecimiento en los paí­ses bálticos han estado consistentemente por encima de 5 por ciento, en medio de la turbulencia financiera y económica.

Aunque Letonia recibió un príéstamo del FMI, está lejos de ser obvio que íéste hizo una diferencia importante —despuíés de todo, Lituania y Estonia, que no recibieron ayuda del FMI, adoptaron estrategias similares de reforma con resultados muy parecidos. Considerando el bajo nivel de la deuda del sector público, no hay razón por la cual una estrategia creí­ble de reforma por parte de un lí­der esloveno no deberí­a ameritar confianza por parte de los mercados de bonos.  BratuÅ¡ek deberí­a considerar cuidadosamente la historia de los paí­ses bálticos antes de tomar medidas irreversibles. Aunque los lí­deres europeos han ensayado una serie de trucos para evitar estas conclusiones, la verdad es que en la adversidad económica, no hay sustituto para las polí­ticas sólidas y para las reformas pro-crecimiento de gran envergadura. Y mientras que algo del dolor es inevitable, la nación adriática de dos millones de personas tiene la singular oportunidad de unirse a Estonia, Letonia y Lituania en el grupo de paí­ses pioneros en reformas económicas que pueden liderar el camino para que Europa salga de su actual caos.

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