En ninguna otra parte de la Polinesia las marsopas pueden responder ni siquiera por el 1 por ciento de los huesos en los botaderos de restos de comida. La mayoría de las otras islas de la Polinesia ofrecían comida animal en la forma de pájaros y mamíferos, como el ahora extinto moas gigante de Nueva Zelanda y los ahora extintos gansos no voladores de Hawaii.
La mayoría de los otros isleños polinesios tambiíén tenía cerdos domíésticos y perros. En Pascua, las marsopas habrían sido el animal más grande disponible –aparte de los humanos. La especie de marsopa identificada en Pascua, el delfín común, pesa hasta 165 libras (75 kg). Generalmente vive mar afuera, por lo que no podía cazarse por línea de pesca o con arpones desde la orilla. En cambio, tiene que haber sido arponeado lejos de la costa, en grandes canoas marineras construidas con troncos de palma, ahora extinta.
Además de la carne de delfín, Steadman encontró que los primeros colonos polinesios se festejaban con aves marinas. Para esos pájaros, la lejanía de Pascua y la falta de predadores la hizo un paraíso ideal como sitio de cría, por lo menos hasta que los humanos llegaron. Entre el prodigioso número de aves marinas que anidaron en Isla de Pascua están el albatros, el pájaro bobo, las aves-fragata, los petreles, petreles del ártico, el corta-aguas, petreles de tormenta, golondrinas de mar y otros pájaros tropicales. Con por lo menos 25 especies anidando, Pascua era el sitio de cría más rico de la Polinesia y probablemente de todo el Pacífico.
Las aves terrestres tambiíén llenaron las ollas de la Isla de Pascua temprana. Steadman identificó los huesos de por lo menos seis especies, incluso lechuzas, garzas y loros. El estofado de pájaro podría haberse sazonado con carne de las extremadamente numerosas ratas que los colonos polinesios trajeron inadvertidamente con ellos; la Isla de Pascua es la única isla de la polinesia conocida donde los huesos de rata exceden en número a los huesos de pescado en los sitios arqueológicos. (En caso de que usted sea delicado y considere incomibles a las ratas, yo todavía recuerdo las recetas para cocinar ratas de laboratorio a la crema que mis amigos biólogos británicos usaban para complementar su dieta durante sus años de racionamiento de comida de los tiempos de guerra).
Los delfines, las aves marinas y de tierra y las ratas no eran las únicas en la lista de fuentes de carne anteriormente disponibles en Pascua. Unos cuantos huesos indican la posibilidad de que hubiera colonias de focas que tambiíén criaban allí. Todas estas delicadezas se cocinaban en hornos alimentados con madera de los bosques de la isla. Toda esta evidencia nos permite imaginar la isla en la que desembarcaron los primeros colonos polinesios de Pascua hace unos 1.600 años, despuíés del larguísimo viaje en canoa desde la Polinesia oriental. Llegaron a un prístino paraíso. ¿Quíé les pasó luego? Los granos de polen y los huesos dan una respuesta siniestra.
El registro de polen muestra que la destrucción de los bosques de Pascua estaba muy avanzado hacia el año 800, sólo unos siglos despuíés del comienzo del asentamiento humano. Entonces el carbón de leña de las fogatas vino a llenar el núcleo del sedimento, mientras el polen de palmas y otros árboles y arbustos leñosos disminuye o desaparece, y el polen de los pastos que reemplazaron los bosques se hace cada vez más abundante. No mucho despuíés del 1400 la palma terminó de extinguirse, no sólo como resultado de su tala, sino tambiíén porque las ahora ubicuas ratas impidieron su regeneración: de las docenas de nueces de palma que se conservaron y que fueron encontradas en las cuevas de Pascua, todas habían sido mordisqueadas por las ratas y ya no podían germinar.
Aunque el hauhau no se extinguió totalmente, su número bajó drásticamente, hasta que ya no fueron suficientes como para hacer sogas. Cuando Heyerdahl visitó Pascua, un único toromiro permanecía en la isla, casi muerto, e incluso ese único sobreviviente ya ha desaparecido. (Afortunadamente, el toromiro todavía crece en jardines botánicos extranjeros.) [En 2004 llegaron desde el Jardín Botánico de Londres un par de cientos de plantitas de toromiro para ser reintroducidos en la Isla de Pascua; el Proyecto es gestionado por CONAF, organismo fiscal chileno, con la colaboración de Jardines Botánicos extranjeros].
El siglo XV no sólo marcó el fin para la palma de Pascua sino que el del bosque entero. Su condena había estado acercándose a medida que las personas limpiaban la tierra para plantar sus huertos; mientras talaban los árboles para construir canoas, para transportar y levantar los moais, y para leña; mientras las ratas devoraban las semillas; y probablemente mientras los pájaros nativos iban desapareciendo, los mismos que antes polinizaban las flores de los árboles y dispersaban sus semillas al comer sus frutas,
El cuadro global descrito es uno de los ejemplos más extremos de destrucción del bosque en el mundo: el bosque entero ha desaparecido, y la mayoría de sus especies de árboles se han extinguido. La destrucción de los animales de la isla fue tan extrema como la del bosque: sin ninguna excepción, cada especie de ave terrestre nativo se extinguió. Incluso los mariscos fueron sobreexplotados, hasta que la gente tuvo que conformarse con pequeños caracoles de mar en lugar de los grandes cangrejos de antes.
Los huesos de delfín desaparecieron abruptamente de los botaderos de basura alrededor de 1500; nadie podía arponear delfines ahora, porque no había grandes árboles con los cuales hacer grandes canoas marineras. Las colonias de más de la mitad de las especies de aves marinas que se reproducían en Pascua o en sus islotes vecinos desaparecieron.
Continuará…