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Autor Tema: Prisa admite que no podrá pagar a la banca y afronta su tercera refinanciación  (Leído 176 veces)

Eguzki

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Ya es oficial. El Grupo Prisa no podrá cumplir con los vencimientos de deuda que afronta el próximo mes de marzo y ha comenzado las negociaciones formales con la banca acreedora para arrancarle una nueva refinanciación. Será la tercera en apenas tres años sin contar con el canje de deuda por valor 334 millones al que ya accedieron el pasado verano Santander, La Caixa y HSBC. Así­ lo reconoció el consejero delegado de la firma, Fernando Abril-Martorell, durante la presentación de resultados correspondiente al primer trimestre de 2013. Un periodo en que el agujero de la compañí­a se elevó hasta los 3.158 millones de euros.

“Estamos cerca de formalizar las negociaciones con un amplio grupo de bancos con la intención de, obviamente, llevar a cabo algún tipo de reestructuración. Siempre con la idea de mejorar el escalonamiento de los pagos en función de la evolución del negocio y de conseguir más flexibilidad, lo que al final es bueno para los bancos y para nosotros”, aseguraba el ejecutivo, abogando por una suerte de refinanciación a la carta. Para justificar sus peticiones, los gestores del grupo recordaron que la deuda alcanzaba los 5.000 millones de euros a finales de 2010 y que, pese al duro escenario macroeconómico, se han repagado 1.400 millones.

La editora de El Paí­s cerraba su último acuerdo con la banca para aplazar el pago de su deuda a finales de 2011. Con dos fechas claves. La primera, marzo de 2014, cuando debe afrontar en un único pago el vencimiento del llamado críédito sindicado. Se trata de un príéstamo firmado en junio de 2007 con 39 entidades financieras y por el que Prisa aún debe abonar 1.280 millones de euros. Podrí­a retrasar esa obligación hasta el 19 de diciembre de ese año si cumplí­a determinados objetivos, como una emisión de bonos. La evolución del negocio, con píérdidas trimestrales recurrentes, no alienta la posibilidad de que la compañí­a de los Polanco pueda cumplir con ese compromiso si no es ví­a venta de activos.

Por si fuera poco, los problemas no acaban con el críédito sindicado. Y es que, a renglón seguido, Prisa tendrá que afrontar su segundo agujero, el llamado príéstamo puente. Se trata de un compromiso suscrito a finales de 2007 para afrontar la OPA por el 100% de Sogecable y que aún le obliga a desembolsar 1.340 millones adicionales. Aquí­ la fecha lí­mite es enero de 2015. Además de la refinanciación cerrada en 2011, la sociedad ya habí­a tenido que recurrir apenas un año antes a la generosidad de la banca, que en abril de 2010 concedí­a a la firma una primera prórroga a sus críéditos tras forzar un agresivo proceso de desinversiones y la entrada en el capital de la sociedad estadounidense Liberty Acquisitions Holdings Corp.

En paralelo a estas negociaciones, Prisa anunciaba en junio pasado un acuerdo con sus principales bancos acreedores –HSBC, La Caixa y Santander- para que convirtieran deuda por capital por importe de 334 millones de euros. Además, Telefónica se comprometí­a a suscribir bonos convertibles en acciones por valor de 100 millones de euros del grupo de medios de comunicación. Toda una operación rescate del establishment nacional a la editora de la Cadena Ser. Cuando los acuerdos entren en vigor, allá por el año 2014, la banca atesorará en torno al 20% del capital de la compañí­a, de la que será principal accionista.

Ventas de activos a la vista

Abril-Martorell tambiíén dejó claro que convencer a las entidades financieras para lograr el aplazamiento implicará la venta de activos, dentro de un proceso de negociación que será largo. Y añadió que ya se han puesto en el mercado negocios que no supondrán una reducción notable de la deuda, pero que sí­ generan flujos de caja negativos de forma recurrente. Es el caso de las plantas de impresión y de cadenas de televisión como V-Me, filial de Prisa en Estados Unidos y la principal apuesta de la compañí­a de Juan Luis Cebrián para llegar al público latino. Como avanzó este diario el pasado mes de marzo, estaban en marcha conversaciones avanzadas para desprenderse de la frecuencia tras enterrar en ella millones de euros.

La sociedad admití­a recientemente, en información remitida al supervisor estadounidense (SEC), que su situación financiera implica amenazas para el futuro, incluida la necesidad de desinvertir. “Si nuestro cash-flow operativo y nuestros recursos de capital son insuficientes para cumplir con las obligaciones de la deuda, nos verí­amos forzados a vender activos, buscar capital adicional (…) o reestructurar nuestra deuda”, explicaba la firma. El propio presidente ejecutivo ya reconoció durante la Junta General de Accionistas de la compañí­a celebrada a mediados de 2012 que todos los activos de la firma estaban en venta.