"La propia evolución de los hechos lo pone de manifiesto: los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) jamás debieron haber entrado en el euro porque su productividad y la estructura de su PIB nada tenía que ver con las de las economías del írea del Marco". Entonces, ¿por quíé se les metió?, se pregunta el economista Santiago Niño Becerra en su blog de La Carta de la Bolsa.
"En la Europa central, pero no sólo, había unos monstruosos excedentes de liquidez que había que redirigir, que recolocar, que mover, a los que había que encontrar una rentabilidad, vamos", escribe Becerra. Y, ¿quíé mejores lugares que unas economías, las de los PIIGS, que tenían casi todo por hacer y ansiosas por hacer todo lo pendiente?, se cuestiona.
En su opinión, hasta el 2007 mares de liquidez fueron llegando a los PIIGS. Pero cuando la cosa no dio más de sí el negocio continuó cambiando de sujetos. "Si antes había sido la deuda privada la protagonista del avance, ahora sería la pública la que tomase el relevo. Y los planes E empezaron a proliferar por doquier".
Entonces, el mensaje oficial continuaba siendo el de que la recuperación era posible para todos junto al de que la limpieza de la banca era factible sin traumas irrecuperables, aunque toda la ciudadanía iba a tener que contribuir a la tarea, señala el economista. "El 30% del PIB despuíés y con los PIIGS deshechos, se pasa a la tercera fase del proceso: la de exprimir el limón".
Es decir, llegó el momento de poner en marcha los rescates totales y parciales con la manifiesta y rotunda oposición de algunos gobernantes, como la del entonces Primer Ministro de Portugal, el Josíé Sócrates Carvalho Pinto de Sousa. "Da igual: del mismo modo que los PIIGS fueron metidos en el euro, ahora se les acosa para que paguen lo que deben: se les inspecciona, se les fiscaliza, se les dirige, se les impone, se les rescata, claro".
"La caridad de la troika"
Ahora, algunos de sus miembros han pasado a depender de la caridad de la Eurozona personalizada en la troika, piensa Becerra. "El tema consiste en continuar haciendo negocio, siendo ahora el negocio en dejar de ganar lo mínimo posible por encima de lo ya ganado por la inversión de aquellos excedentes de liquidez".
Y prosigue: "lo cierto hoy es que Grecia y Portugal están deshechos. Grecia es una piltrafa, un país roto, arrasado del que ya no vale la pena ni hablar porque ya no queda nada para extraer. Portugal se dirige a pasos agigantados hacia ese escenario, pero aún puede sacarse algo más si se saben dosificar los recortes y los tajos". ¿Y el resto? "Irlanda es un portaviones que a todo el planeta conviene que siga flotando, cómo subsista su tripulación es otra historia. Italia, pienso, tiene todos los números para fraccionarse siguiendo una línea que recorrería, de Adriático a Tirreno. ¿Y España? España ha perdido su capacidad de decisión. Hará lo que le vayan diciendo".
Pese a todo este escenario, Niño Becerra piensa que "las economías de los PIIGS ya eran carne de cañón. Si no hubiesen entrado en el euro hubieran retrocedido a los años 70: todo lo que se hizo desde 1986 preparando la entrada en el euro no hubiese servido para nada". "Una vez metidos en el euro, el placer de unos años de alcohol, drogas, sexo y rock-and-roll y el infierno".
¿Salir ahora?, se pregunta. "Es posible, claro, pero fuera ahora está la nada".