Los inversores internacionales no quieren sufrir otro caso Pescanova. Por ese motivo, un grupo de bonistas extranjeros está preparando demandas en tribunales de Nueva York contra los administradores de Codere, a los que se les acusa de no darles toda la información financiera sobre la situación real de la compañía. Además, han contratado los servicios de Houlihan Lockey, el intermediario de las mayores liquidaciones de la historia empresarial.
Incluso, según han informado fuentes conocedoras de la inquietud de los fondos, este grupo de inversores se ha puesto en manos de Linklaters, uno de los despachos de abogados más reconocidos en el ámbito corporativo, ante la sospecha de que la empresa les oculta el verdadero diagnóstico de su cuenta de resultados.
Los bonistas estuvieron en contacto con la firma legal estadounidense Cleary Gottlieb, especializada en causas judiciales financieras como la que ha ganado recientemente en Italia por una demanda de una gestora de activos contra HSBC por su inversión en Madoff. Asimismo, mantuvieron conversaciones con el despacho Kirklald & Ellis para defenderse del posible impacto de la demanda en la legislación europea. Pero finalmente se decantaron por Linklaters por su prestigio internacional.
Esta decisión la han adoptado despuíés de la presentación de resultados que Codere hizo el pasado martes. La empresa de casinos, locales de apuestas y máquinas tragaperras anunció que sus beneficios operativos estarían por debajo de lo esperado, un profit warning que se tradujo en un desplome del 8% de la cotización en bolsa y una caída similar de sus bonos. La caída no se quedó ahí. Las acciones siguieron bajando hasta un 25% en el conjunto de la semana hasta tocar su mínimo histórico en bolsa. El valor de su deuda tambiíén se hundió.
La conferencia telefónica de los gestores de Codere con los inversores para explicar las cuentas del primer trimestre fue un interrogatorio en toda regla. De la hora que duró la reunión, 45 minutos fueron preguntas al director financiero, Ricardo Moreno, que en varias ocasiones optó por no responder a los analistas sobre la refinanciación de un críédito de 60 millones que vence en la primera quincena de junio. De lo contrario, la compañía puede incurrir en una situación financiera complicada, como sucedió semanas atrás con Pescanova. Cabe recordar que la empresa de congelados entró en suspensión de pagos porque no pudo alargar el vencimiento de un críédito de 100 millones sobre una deuda total que excede los 3.000.
Un experto en quiebras
El directivo de Codere se limitó a decir que había contratado los servicios de Perella Weinberg para restructurar toda la deuda, sin hacer referencia al vencimiento del próximo mes. Las respuestas de Moreno no convencieron a los bonistas, que han decidido tomar medidas para protegerse. Además de contratar a Linklaters, tambiíén han pedido a Houlihan Lockey que les defienda del posible riesgo de impago.
Este banco de inversión fue el que asesoró en las quiebra de Lehman Brothers, Worldcom, Enron y General Motors, las cuatro mayores de la historia. En España ha actuado como intermediario en la refinanciación de la deuda de sociedades como Panrico, Bodybell, Eroski y GAM, entre otras. Los exgestores de Pescanova tambiíén les pidieron auxilio, pero el contrato fue rescindido cuando Houlihan Lockey exigió una información que Manuel Fernández Sousa se negó a darle.
Los inversores sospechan que Codere, con un ebitda de 300 millones, tiene serios problemas de liquidez. Por este motivo, han decidido analizar la judicial para proteger sus inversiones. Quieren evitar que un potencial impago del críédito arrastre al conjunto de la compañía, lo que les obligaría a provisionar completamente sus posiciones.
Codere tiene una deuda de 1.221,1 millones de euros, de los que 123,5 vencen a corto plazo. De esa cantidad, 60 millones corresponden a una línea de críédito concedida por Barclays, Credit Suisse y BBVA, que es la que vence el próximo 15 de junio. En el informe anual de 2012, el grupo presidido por Josíé Luis Martínez Sanpedro reconocía que, “si el grupo no pudiera hacer frente a la devolución del principal, esto podría dar lugar a un evento de incumplimiento (default)â€.
Moody's se hizo eco de esta situación y rebajó la calificación crediticia de Codere a Caa2, o lo que es lo mismo, una deuda con un “muy elevado riesgo de críéditoâ€. La agencia, que calificó esa refinanciación de vital, seguía los pasos de Standard & Poor's, que en diciembre advirtió sobre las dificultades de liquidez de la sociedad por la proximidad del vencimiento de líneas conjuntas de críédito por 123,5 millones.
Codere no respondió a las llamadas de El Confidencial para comentar esta información.