Un material de ciencia ficción, que puede convertir en plegables los telíéfonos. Invertir en las empresas que lo extraen es una alternativa con riesgo, pero tambiíén está la vía de quienes desarrollan patentes.
La Historia se escribe con grandes descubrimientos, que aumentan exponencialmente las posibilidades tecnológicas al alcance del ser humano. Saltos que no son cuantitativos, sino cualitativos, y que suponen un autíéntico cambio en muchos aspectos de la vida. Todavía no se conocen todas las propiedades del grafeno pero, sobre el papel, tiene todas las posibilidades de convertirse en una autíéntica revolución mundial. Sus propiedades se asemejan más a un material de ciencia ficción, pero ya se sabe lo que ocurre muchas veces con la realidad.
Este derivado del grafito es el único material que sólo tiene dos dimensiones, ya que está formado por una capa de un átomo de grosor, pero que resulta 200 veces más resistente que el acero siendo además el material más elástico que se conoce. Al mismo tiempo es un excelente conductor del calor y la electricidad, un 230% más rápido que el silicio y además impermeable. Con todo este abanico de cualidades -y las que se siguen descubriendo día a día- no extraña que el grafeno se haya convertido en el material del futuro para una gran multitud de industrias, lo que le hace capaz de generar una revolución mundial que muchos comparan con la que supuso el plástico en su momento.
"Tiene el potencial para generar la segunda revolución industrial de esta díécada", explica Gary Economo, presidente y CEO de Focus Graphite, una de las compañías más avanzadas del sector.
Sus aplicaciones van desde dispositivos portátiles y flexibles hasta conductores de energía, como puede ser en las baterías de litio, que están tomando un fuerte auge. Además, sus aplicaciones en industria armamentística y para las centrales nucleares. Entre los ejemplos de ciencia ficción aparecen los telíéfonos móviles portátiles o el papel electrónico. Ante estas posibilidades que ofrece el grafeno, muchas empresas se están lanzando a patentar sus descubrimientos con el fin de poder explotarlas en el futuro.
Como no podía ser de otra manera, el gran descubrimiento, obra de los físicos rusos Andre Geim y Konstantin Novoselov, fue galardonado con el Premio Nobel en el año 2010. "El grafeno tiene el potencial de revolucionar muchos aspectos de nuestra vida al mismo tiempo", explicaba uno de sus padres del nuevo material, Novoselov. En ese momento comenzó a popularizarse este nuevo material obtenido a partir del grafito, que hoy día mueve millones de euros en todo el mundo dedicados a la investigación.
La última gran apuesta por el grafeno la ha realizado la Unión Europea, concediendo una beca de mil millones de euros y por un periodo de diez años al Proyecto Insignia sobre el grafeno (Graphene Flagship), en uno de los mayores proyectos de I+D jamás aprobados.
Dos caminos de inversión
El crecimiento exponencial de las patentes sobre los nuevos descubrimientos en el grafeno sitúa a un buen puñado de empresas en una posición ventajosa para aprovechar el potencial de futuro de este material. Grandes multinacionales como Samsung, IBM, Nokia y SanDisk -esta última, estrategia de Ecotrader-, son pioneras en la investigación con este derivado del grafito y se sitúan en los puestos cabeceros para aprovechar todo su potencial.
Estas empresas más diversificadas realizan una apuesta a medio y largo plazo por el nuevo material, por lo que se necesitarán años hasta que el grafeno sea una parte importante de su actividad. A día de hoy, la parte de su negocio que supone el grafeno es mínima, por lo que el inversor que quiera una apuesta directa en este derivado del grafito deberá centrarse en empresas dedicadas específicamente a este material.
"Compañías de menor tamaño, como Focus Graphite, Lomiko Metals o Northern Graphite son una opción más directa para el inversor y, además, son empresas con tecnología punta en este campo", explica Juanjo Fernández, analista de Renta 4.
Todas ellas son empresas de pequeña capitalización, que no superan los 60 millones de dólares y cuyo potencial está vinculado al desarrollo del grafeno, por lo que tambiíén conlleva un mayor riesgo, en el caso de que finalmente no se consiga extraer todas las esperanzas puestas en el mineral de grafito.
En cualquier caso, se trata de inversiones a medio plazo, ya que el desarrollo de la tecnología necesaria todavía requiere esperar unos años. "El grafeno tiene que ser entendida como una apuesta para los próximos 5 años", advierte Fernández, ya que en este periodo se podrá comprobar si realmente es un descubrimiento que va a cambiar el mundo. En el caso de que así sea, reportará grandes beneficios a aquellos que se hayan atrevido a entrar desde su nacimiento.
El grafeno se extrae a partir del mineral de grafito, aunque tiene que tener una estructura específica, ya que se necesitan capas conocidas como flake, que consiste en grandes láminas de este material. El problema es que la industria no tiene todavía para producir grafeno en grandes cantidades, por lo que la investigación todavía tiene que seguir su curso. "El grafeno empezará a explotar cuando se genere un míétodo de producción en escala", explica Fernández. "Firmas como Focus Graphite han anunciado que ya han descubierto una forma para producrilo a gran escala", indica el analista