La petrolera argentina YPF presenta hoy a su junta general en Buenos Aires una demanda contra la política salarial llevada a cabo cuando la empresa era una filial bajo control mayoritario de Repsol. El ‘zafarrancho de combate’ está orientado directamente contra la persona de Antonio Brufau en un intento desesperado por debilitar la posición de la multinacional española ante una eventual negociación sobre el conflicto desatado por la expropiación de YPF a manos del Gobierno de Cristina Kirchner.
Los actuales responsables de la compañía argentina interrumpieron a mitad de reunión su asamblea de accionistas el pasado 30 de abril con el fin de trasladar al día de hoy, 30 de mayo, el debate sobre las medidas a tomar por la política salarial que YPF llevó a cabo bajo la presidencia de Brufau. El movimiento de fechas no es baladí ya que así el ‘terremoto’ que pueda producirse en los medios internacionales coincide con la propia junta general de Repsol que se celebra mañana en Madrid.
YPF ha desplegado una amplia ‘preparación artillera’ contra Brufau a quien acusan de repartir sobresueldos entre sus directivos cuando Repsol tenía el control de la petrolera argentina. La política retributiva que ahora se denuncia corresponde al ejercicio 2011 y las informaciones procedentes de YPF apuntan pagos de un mínimo de 44 millones de pesos (6,5 millones de euros) que supuestamente se efectuaron al margen del acuerdo de la junta general. Estas mismas acusaciones fueron ya debatidas en la asamblea de accionistas de 2012 pero entonces los miembros del llamado directorio o consejo de administración de la sociedad no se atrevieron a plantear una demanda en firme.
Aunque fuentes de Repsol han preferido mantener todas las reservas ante la junta general de mañana, El Confidencial ha podido saber que la compañía española va a rebatir todas las acusaciones aprovechando precisamente su reunión anual con los accionistas. La empresa española está convencida de que su antigua filial argentina ha urdido una estratagema con el fin de forzar una negociación favorable y ‘achicar’ la posición de Repsol en su intento de lograr un acuerdo equitativo que permita resarcir los daños y perjuicios derivados del gran expolio de YPF en abril del pasado año.
Cortina de humo
Las ‘pedradas’ lanzadas contra Brufau constituyen tambiíén una manera de esconder la mano ante la política retributiva implantada por Miguel Galuccio, el nuevo presidente que Cristina Kirchner colocó al timón de YPF tras la expropiación. La empresa argentina ha creado ahora un denominado “Comitíé de Compensaciones†compuesto por el propio Galuccio y otros dos ejecutivos de la empresa, que es el encargado de fijar las remuneraciones al margen de las decisiones de los demás miembros del consejo de administración.
Estas prácticas, que ponen en entredicho las más elementales normas de gobierno corporativo, constituyen un importante argumento de defensa a la hora de comparar la gestión salarial llevada a cabo cuando Brufau era presiente de YPF. Durante toda la etapa de control de Repsol, los honorarios dentro de YPF fueron siempre aprobados por el directorio de la compañía, sometidos a control de la comisión fiscalizadora, auditados sin salvedades y aprobados por la asamblea general.
Los representantes del propio Gobierno argentino otorgaron tambiíén su voto favorable con la excepción del año 2011 en el que se abstuvieron. En todo caso, y como prueba evidente de transparencia, todos los pagos a los que se refiere la denuncia están incluidos en los estados financieros de YPF así como tambiíén en los prospectos de emisión de obligaciones y sus sucesivas actualizaciones. En última instancia, la misma información fue validada en el denominado modelo 20F remitido a la Securities Exchange Commission (SEC) de Nueva York.