Por... CHRISTOPHER BODEEN
BEIJING.-Un incendio estalla en una planta avícola en China y los trabajadores aterrorizados descubren que sólo hay una salida porque la otra está trancada. Eso no sólo describe lo ocurrido el lunes en una planta de procesamiento avícola donde murieron 119 personas, sino tambiíén un hecho ocurrido en una fábrica de juguetes 20 años antes, donde murieron 87 trabajadores.
Las similitudes entre los dos peores incendios ocurridos en fábricas en la historia de China indican que poco ha cambiado para los obreros en el país, a pesar de que la economía ha transformado a China.
Las puertas trancadas, a todas claras una violación de la ley laboral china, constituyen elementos emblemáticos del trato a veces monstruoso hacia los trabajadores chinos. Ese trato provoca con frecuencia desastres industriales y un saldo anual de decenas de miles de muertos.
Aunque el avance económico ha colocado a la nación asiática en segundo lugar mundialmente despuíés de Estados Unidos, las condiciones de seguridad laboral a menudo son similares a naciones pobres como Bangladesh, donde más de 1,100 murieron en abril a causa del derrumbe de una fábrica de ropa.
"Durante todo el desarrollo económico moderno de China, ha habido poca consideración por los derechos e intereses de los trabajadores", destacó Li Qiang, director ejecutivo de la organización China Labor Watch, con sede en Nueva York, que sigue de cerca las condiciones laborales en China.
Los inspectores buscaban exhaustivamente el martes entre los escombros de la planta procesadora avícola Jilin Baoyuanfeng Poultry Co., donde las llamas devoraron las instalaciones en apenas unos minutos el lunes por la mañana.
Se trató de uno de los peores desastres industriales recientes en China. El saldo de muertes es el más alto desde septiembre de 2008, cuando una mina se derrumbó y murieron 281 trabajadores, y casi se acerca a otros dos incendios industriales en los últimos cinco días donde murieron dos trabajadores.
Los trabajadores dijeron a los medios de noticias estatales que las puertas estaban trancadas para asegurar la propiedad y para impedir que salieran a tomar descansos, pese al artículo 24 de la ley de respuesta de emergencia que dice que las salidas de seguridad deben estar abiertas y señaladas con claridad. La ley laboral de China obliga que haya condiciones de trabajo seguras.
Sólo una puerta estaba abierta para permitir que escaparan. Los trabajadores se arremolinaron en la puerta en estampida, apretujándose y pisoteándose en medio de la obscuridad.
Las condiciones fueron similares a lo que ocurrió en la fábrica de juguetes de Zhili en Shenzhen, ciudad del sur de China donde murieron 87 jóvenes en 1993. Las salidas tambiíén estaban cerradas.