FCC ha sufrido un serio revíés para intentar reconducir su maltrecha situación financiera. La negativa de los bancos extranjeros a prestarle más dinero ha conllevado la suspensión de pagos de su filial europea Alpine, cuyo mayor acreedor es Erste Bank, el banco austriaco participado por Caixabank.
La compañía controlada por la familia Koplowitz había solicitado una línea de críédito de 240 millones con la que quería, entre otras cosas, reforzar los deteriorados recursos propios de Alpine. Esta compañía en octubre del pasado año reveló un agujero de casi 300 millones de euros que FCC tuvo que provisionar y que tuvo consecuencias devastadoras entre los inversores.
Ello se debió a que FCC había colocado apenas cinco meses antes una emisión de bonos por 100 millones de euros, cuyo valor se ha derrumbado cerca de un 70% en poco más de un año. La Bolsa de Viena tuvo que suspender ayer la negociación de los títulos de renta fija de Alpine –tiene otras dos emisiones- ante la avalancha vendedora de los fondos internacionales, los cuales tendrán que provisionar a cero su inversión.
Pero los bancos extranjeros se negaron recientemente a darle un nuevo príéstamo puente a FCC como el que hace un mes le habían concedido BBVA, Bankia y, en menor medida, Santander, tres de sus grandes acreedores. “El plan de negocio presentado por Juan Bíéjar (el nuevo consejero delegado) para recapitalizar la empresa es razonable, pero no podemos poner más dinero nuevo, solo refinanciar el viajeâ€, explicaba hace dos semanas el presidente de una entidad internacional.
La consecuencia más inmediata ha sido la solicitud de concurso de acreedores de Alpine, que FCC compró en 2006 por 530 millones, incluida la opción por el 13% del capital que ejerció en 2012. La constructora centroeuropea le provoca un agujero de 400 millones brutos al grupo español, al que aportaba el 20% de las ventas. Según el plan estratíégico presentado por Bíéjar el 20 de marzo para sacar a la multinacional del apuro actual, incluía la aportación de 100 millones de beneficio de Alpine en 2015.
Para frenar la caída en bolsa, la compañía señaló que “el concurso voluntario no afecta de manera sensible a los objetivos del Plan Estratíégico en curso, cuyos ejes son incrementar la generación de caja de las operaciones, mejorar sus márgenes y reducir el endeudamiento. FCC mantiene los objetivos de generación de caja, Ebitda y deuda neta en el horizonte del planâ€.
Ventas y dinero fresco
Una hoja de ruta que puede tener otros episodios de tensión si, como indican varios analistas, el grupo tiene que hacer frente a nuevas inyecciones de liquidez en Cementos Portland y en Globalvia, su holding de concesiones. De momento, FCC ha conseguido vender Proactiva, la filial de medioambiente en Latinoamíérica y tiene en el mercado otras subsidiarias como Cemusa (mobiliario urbano), la división de energía y la propia Globalvia.
El único efecto positivo de esta suspensión de pagos es que FCC desconsolidará los 625 millones de deuda de la austriaca, entre cuyos mayores acreedores están Erste Group Bank, Raiffeisenlandersbank y UniCredit Bank Austria AG. Pero el envíés es que la pillada del Erste Bank se traslada a Caixabank, ya que el banco presidido por Isidro Fainíé tiene un 10% del banco vieníés que compró por 1.200 millones de euros.
“La caída de Alpine tiene otros intangibles difíciles de medir, pero que son malos para FCC. Es la píérdida de credibilidad en un momento crucial en el que no se puede tener en contra a la banca extranjeraâ€, asegura un analista de un bróker internacional que valoró la noticia de forma negativa. FCC, que perdió 140 millones en el primer trimestre, negocia con Guggenheim la aportación de capital para reforzar sus recursos propios en un proceso de refinanciación que dirige Morgan Stanley. "Si entra lo hará con tal descuento que la familia Koplowitz perdería la mayoría del capital", sentencia un banquero de inversión.