El mercado sabe que nada en la vida es eterno, incluidos los programas de estímulo monetario de la Reserva Federal, y andaba revuelto las últimas semanas por el miedo a que Bernanke retirase su programa de compra de bonos. Los temores se vieron confirmados: a finales de este año la Fed podría empezar a echar el cierre a esta ronda de expansión monetaria, concretada en compras de deuda por 85.000 millones de dólares cada mes, unos 64.000 millones de euros.
Por más que queda más de medio año para que esta previsión se lleve a cabo, que el anuncio se deba a las mejores perspectivas para la economía, y que de hecho el programa de compras estíé condicionado a que el paro baje del 6,5%, la la reacción de los mercados fue píésima. Wall Street cayó más de un punto porcentual y el descenso se trasladó a Asia y, en la preapertura, a Europa.
Los futuros prevíén un descenso del orden del 1,5% o el 2% en Europa, mientras que Asia ha caído el 1,6% en el caso del Nikkei y el 2,7% en el Hang Seng.
Las píérdidas tambiíén se extendieron al mercado de bonos. La deuda estadounidense, la gran beneficiada de los programas de la Fed, marcó el nivel más alto en los últimos dos años. En Europa, la tendencia parece similar.