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El gobierno de Filipinas y el Frente de Liberación Islámico Moro (FLIM) acordaron compartir los ingresos de la explotación de los recursos naturales en el sur del país, punto clave para concretar de manera satisfactoria las negociaciones de paz.
Las partes superaron un nuevo obstáculo de cara a la pacificación de la región, iniciada tras la firma en octubre de 2012 de un acuerdo marco en Kuala Lumpur, lo cual supone que la comunidad local compartirá con el Gobierno los ingresos generados por la actividad de extracción de los recursos naturales en Mindanao, de mayoría musulmana.
El avance ocurre luego de cuatro meses en los que las negociaciones habían estado estancadas, aunque todavía queda por resolver cómo poner en práctica la creación de una añorada autonomía en Mindanao.
El pacto firmado en octubre pasado, que pone fin a díécadas de lucha armada con saldo de miles de muertos, prevíé la creación en 2016 de un territorio autonómico islámico llamado Bangsamoro (pueblo musulmán).
La administración y el FLIM establecieron un alto el fuego en agosto de 2001 y dos años despuíés estamparon un nexo general de cese de hostilidades, aunque los enfrentamientos nunca terminaron completamente.
Cuatro díécadas de conflicto íétnico, religioso y tribal han ocasionado miles de muertos y cerca de dos millones de refugiados en las provincias del sur de Filipinas, de las áreas más pobres del país del sudeste asiático.
El FMLI, constituido formalmente en 1984 de una escisión del Frente Moro de Liberación Nacional, es la mayor organización separatista musulmana de Filipinas y cuenta con más de 12 mil miembros.