Por... BEATRIZ DE MAJO C.
Una de las más vibrantes industrias en China es la de la cirugía plástica. Igualmente es una de las actividades más desreguladas. Es quizá por ello que crece a una velocidad sideral el número de personas que se animan a realizarse transformaciones corporales y faciales.
Quienes han estudiado la marcada inclinación china a intentar cambios en su fisonomía, consideran que el fenómeno está ligado a la apertura económica iniciada por Den, al poner al país en contacto estrecho con el exterior, y tambiíén a la transformación del país en uno de acelerada industrialización. El abandono del campo, las migraciones hacia las ciudades y la necesidad de trabajar en actividades fabriles se fue dando de la mano con la necesidad de contar con una mejor apariencia. Hay sociólogos que estiman que en esa sociedad prevalece una especie de obsesión por modificar la condición estíética, la que es exacerbada por la búsqueda de pareja, por la consecución de un trabajo o por imperativos de autoestima. Hay igualmente quienes asocian las transformaciones plásticas con signos exteriores de riqueza que deben ser exhibidos con orgullo en la China de hoy.
Lo que es llamativo es que los retoques quirúrgicos a los que recurren los chinos son distintos a los practicados por los occidentales. Mientras en países de otras latitudes la implantación de prótesis mamarias y la liposucción son las cirugías estíéticas más practicadas, la que genera en China el mayor número de adeptos es la cirugía del doble párpado, una intervención que cambia la percepción global del rostro y lo occidentaliza. "Blefaroplastia asiática" es el nombre tíécnico de esta intervención y consiste en generar, a travíés de una incisión, un doble párpado superior para hacer ver el ojo más grande y más redondo. La eliminación del achatamiento de la nariz es otra transformación frecuente, que consiste en la inserción de un cartílago de manera de darle un carácter más tridimensional al apíéndice nasal. No hay que ser malpensado para constatar que la persecución de un rostro menos oriental es lo que inspira este tipo de transformaciones estíéticas.
La tendencia a modificar rasgos distintivos chinos ha comenzado a convertirse en un problema sociológico con implicaciones culturales y raciales. Otros dos elementos que caracterizan a la etnia oriental, como son la menor estatura y la mandíbula redonda, tambiíén se están convirtiendo en objetivos de quienes no se sienten cómodos con su apariencia típica. Las operaciones para obtener mandíbulas angulosas comienzan a incrementarse, pero todavía más, las intervenciones destinadas a añadir centímetros de largo a las piernas.
No estamos ni frente a una patología social ni frente a un fenómeno masivo de idealización de otras razas. La cirugía cosmíética no es un artificio usado por los individuos para renegar de su etnia, sino para ganar igualdad y felicidad.
Al menos, es lo que asertivamente comenta el gremio de cirujanos estíéticos del país. Es la academia, sin embargo, quien ha encendido la políémica dentro de su ánimo de proteger lo autóctono. Estos estiman que una demanda masiva y freníética de párpados dobles similares a los occidentales como la que existe, produce una caricaturización indeseable del ciudadano, pero, además, debilita la identidad etnocultural del país.
Y esto, para ellos, es verdaderamente grave.
Suerte en sus vidas…