La batalla que las aerolíneas de bajo coste están llevando a cabo recuerda al juego de la música y las sillas, los mercados rentables están copados y ninguna quiere quedarse en pie de brazos cruzados. El grupo IAG, que engloba a las aerolíneas Iberia, British Airways y Vueling, prepara para esta última una renovación de su flota con el fin de ampliar su alcance y dar una vuelta a su rentabilidad. La compañía que dirige Willie Walsh anunció la semana pasada un pedido de 220 aviones de corto radio de la familia A320, fabricados por la empresa europea Airbus, de los que 120 irían destinados a la firma catalana de bajo coste.
El próximo 26 de septiembre tendrá lugar en Madrid la Junta General de accionistas en la que se debatirá la aprobación de la propuesta de compra de 30 aviones A320ceo y 32 A320neo para Vueling. El coste unitario aproximado para cada uno de los ceo es de 61,1 millones de euros y de 68,7 millones para los modelos neo. Se trataría de la primera vez en la historia de la joven firma, creada en 2004, que opera aeronaves propias, pues las 70 unidades de las que se compone su flota hasta la fecha operan bajo contratos de arrendamiento.
Con la introducción de estas incorporaciones, la enseña busca entre otras cosas reducir sus costes fijos, buscando un menor consumo de combustible durante sus trayectos, y aumentar la eficacia de sus servicios para adaptarse al contexto actual. Desde Vueling están a la espera del visto bueno de los accionistas de IAG para comenzar a trabajar en los planes de ampliación de negocio, de momento limitados a la planificación de las líneas para el verano de 2014.
Una flota puntera en prestaciones
Los modelos que serán adquiridos por IAG para Vueling incorporan, de serie en el A320neo y con posibilidad de implementación en los A320ceo, una modificación que perfecciona su aerodinámica. Los sharklets, denominados así por el fabricante, son una prolongación de dos metros y medio en vertical de la parte final de las alas que permite una disminución de hasta un 4% en consumo de combustible y, por consiguiente, una reducción de las emisiones de CO2 y gases nocivos para la atmósfera.
La mejora del rendimiento en el despegue es otra de sus ventajas, pues al ofrecer menos resistencia al aire es necesaria menor fuerza de empuje. Además, permite aumentar hasta en 450 kilogramos la carga útil; ofrecen menor ruido al despegar, imprescindible en los aeropuertos con restricciones sonoras; dan la posibilidad de alcanzar mayor altitud durante el trayecto, y arrojan menor coste de mantenimiento del motor y mayor valor residual de la nave.
Vueling estrenó en marzo en Barcelona-El Prat el primero de los ocho aviones de un pedido con los alerones modificados, convirtiíéndose en la primera aerolínea del sur de Europa en incorporar este tipo de tecnología. El servicio de internet wifi a bordo y la nueva configuración de sus asientos son otras claves para atrapar a por un cliente exigente por mucho que quiera volar barato.