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Autor Tema: El gran mordisco  (Leído 312 veces)

Potto

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El gran mordisco
« en: Septiembre 10, 2013, 08:29:41 am »
Rafa Nadal se proclamó campeón del US Open despuíés de doblegar en cuatro mangas a Novak Djokovic en la final. Se trata del tí­tulo número 60 de su carrera, su 13º Grand Slam y la segunda vez que se corona en Nueva York. Se queda a solo 120 puntos de recuperar el trono mundial en una temporada de ensueño.

Rafa Nadal tení­a guardada en el raquetero la mejor versión de repertorio. Despuíés de quince dí­as de competición en Nueva York, dos semanas en la que ha brillado tanto en la jornada de dí­a como en la de noche, el pastel de despedida fue realmente exquisito. Una guinda a modo de victoria sobre Novak Djokovic por un marcador de 6-2, 3-6, 6-4 y 6-1 tras tres horas y veinte minutos de tenis de muchos quilates. Un partido que se debe mostrar en todas las academias de tenis porque no hay mejor ejemplo que estos dos artistas de la raqueta.

A pesar de los 36 precedentes entre ambos, los jugadores dedicaron los primeros juegos del partido a estudiarse desde el fondo de la pista. Timoratos a la hora de atacar y rehuyendo tomar el control de los intercambios de forma regular. Aún así­, extraoridinario nivel solo al alcance de las mejores raquetas del mundo. En medio del examen fue Nadal quien dio la primera estocada. En el tercer juego, mientras se cumplí­a el cuarto hora de acción y brindando al tendido un passing de derecha marca de la casa. Fue un punto de inflexión en el set, una declaración de intenciones. Apenas sufrió el balear para administrar la renta sino todo lo contrario. Entró en la cabeza de Djokovic y ahondó en sus dudas. El serbio se quedó a caballo entre la lí­nea de fondo y la red, intentando llevar el timón pero corriendo más de lo deseable detrás de la pelota. Rafa, más cómodo a cada paso, firmó un nuevo break en blanco antes de acabar cerrando la primera manga a su favor.

Djokovic miró a la grada buscando el apoyo cómplice de su entrenador, Marion Vadja, y regresó al coso dispuesto a revertir la situación. Aceleró el ritmo de juego y buscó una y otra vez el revíés de Nadal. El español se apoyó en el saque y la derecha para salvar dos bolas de ruptura en el segundo juego, pero no evitó que el serbio le quebrara poco despuíés. Lo hizo Nole en uno de los mejores puntos que guardará la videoteca del torneo, un intenso intercambio de 54 golpes en los que la pelota voló a una velocidad endiablada y acabó por toparse con la cinta en un revíés del español. Comenzó entonces un festival de golpes, ángulos y estrategias. Y un carrusel de breaks (2-4, 3-4, 3-5) del que salió beneficiado Djokovic, que daba al botón del reset y planteaba un partido al mejor de tres sets.

Un superhíéroe made in Spain
La montaña rusa de sensaciones pasó a favorecer entonces a Djokovic, mejor plantado en la pista, más agresivo, menos errático e incluso afortunado a la hora de buscar y encontrar las lí­neas. Así­ sumó tres breaks seguidos -que pudieron ser cuatro- y cinco juegos en su haber. Mezcolanza de garra, pillerí­a y clase, Nadal se mostró nuevamente como un autíéntico extraterrestre. No solo recuperó la desventaja adquirida hasta el momento, sino que se guardó el comodí­n en la manga para utilizarlo en el momento preciso. Se vio contra las cuerdas hasta el punto de tener que levantar un 0-40 en el noveno juego y dio la vuelta a la tortilla -española, claro- para apuntarse el set en el juego siguiente.
El gran mordisco

El box de Rafa con su tí­o y mentor Toni Nadal a la cabeza cerró el puño a modo de liberar tensión acumulada. El balear supo administrar la adrenalina generada sobre el tapete y se dispuso a disfrutar en el rush final del partido. Su gloria fue inversamente proporcional al sufrimiento de un Djokovic que acabó siendo caricatura de sí­ mismo. Doblegado fí­sica y aní­micamente, poco pudo hacer más que aplaudir la victoria del superhíéroe español. Sólo íél sabe lo que ha sufrido. Sólo íél podrá disfrutarlo en su justa medida.

Nadal consiguió en Nueva York el díécimo tí­tulo de la temporada, el último de una lista que viene precedida por los cetros en Sao Paulo, Acapulco, Indian Wells, Barcelona, Madrid, Roma, Roland Garros, Montreal y Cincinnati. Está a solo un tí­tulo de igualar su mejor campaña (2005) y todaví­a tiene el último cuarto de la temporada por disputar. Le esperan más tardes de gloria, aunque de momento puede disfrutar de su Gran mordisco...