En un nuevo mensaje televisado a la nación, Barack Obama confirmó anoche que aceptará la mediación de Rusia para negociar con el ríégimen de Bachar Al Asad y buscará una salida a la crisis que no implique el uso de la fuerza.
Como ya adelantó el lunes, el presidente estadounidense congeló hasta nuevo aviso el plan para atacar Siria que se estaba debatiendo en el Capitolio. "Le he pedido a los líderes del Congreso que posterguen el voto (sobre una acción militar) mientras seguimos estas negociaciones", dijo.
La postura oficial de la Casa Blanca a estas alturas es tan enrevesada que Obama tardó un buen rato en explicarla con todos sus múltiples matices. Haciíéndola muy breve, se podría resumir en estos seis puntos:
1. Existen pruebas de que Asad uso armas químicas contra civiles (incluidos niños) el 21 de agosto, algo que constituye "una intolerable violación del derecho internacional, pero tambiíén un peligro para la seguridad de Estados Unidos".
2. En consecuencia, y tras "cuidadosas deliberaciones", la Casa Blanca está decidida a lanzar un ataque militar de castigo que será muy limitado en el espacio y el tiempo, muy barato, contra objetivos muy concretos y que no tendría nada que ver con las guerras de Irak y Afganistán.
3. Sucede, sin embargo, que Obama no quiere tomar esa decisión sin consultar antes con el Congreso porque Estados Unidos "es más fuerte cuando actúa unido", y porque los legisladores han que hacerse tambiíén responsables de las acciones militares y no dejar "todo el peso en las espaldas de los presidentes".
4. En esa línea, se presentó un plan de ataque en el Capitolio la semana pasada, un documento que representantes y senadores llevaban varios días leyendo, debatiendo, retocando y estudiando. El problema es que, según varios recuentos, sólo 26 de los 435 miembros de la Cámara Baja tienen pensado votar a favor de la intervención. Y ni siquiera sumando a los más de cien "indecisos" se alcanzarían los 218 votos necesarios. "La situación cambia muy rápidamente y todo puede pasar, pero por ahora no parece que haya muchos apoyos", reconocía a El Confidencial un congresista demócrata.
5. Mientas tanto, y aunque Obama ha insistido en que la opinión internacional no es definitiva, la Casa Blanca busca una coalición internacional por todos los canales diplomáticos y, con el apoyo de Gran Bretaña y Francia, intentará forzar una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde China y Rusia tienen derecho de veto.
6. Por si hubiese pocos condicionantes, Washington ha decidido dar otra oportunidad al ríégimen sirio que, bajo mediación de Rusia, se mostró el lunes dispuesto a evitar el bombardeo poniendo su arsenal químico a disposición de la comunidad internacional y firmando los tratados internacionales que limitan su uso.
Sin embargo, en su larga argumentación, la Casa Blanca ha dejado sin responder dos preguntas que elevan aún más la incertidumbre:
1. ¿Cuáles son los plazos para que Siria empiece a cooperar, demuestre buena voluntad y se deshaga de las armas químicas?
2. ¿Quíé hará Obama en el caso de que las negociaciones con Asad salgan mal y el Congreso no refrende una intervención militar? ¿Ordenará el ataque de todos modos?
