Los inversores empiezan a tomar posiciones a medida que se aclara el futuro financiero del Grupo Prisa. Y es que, según aseguran a El Confidencial fuentes conocedoras de la situación, la editora de El País ya ha logrado la adhesión de un 93% de los bancos acreedores al plan de reestructuración de su deuda, lo que -según calcula- le permitirá cerrar la refinanciación a finales de este mes. Ese es precisamente el pistoletazo de salida para acometer la venta de activos, con Digital+ como principal candidato a salir de su perímetro.
Los plazos se acortan a medida que quedan menos acreedores reticentes a sumarse al acuerdo. No en vano, la intención del grupo de medios es que la situación no se enquiste y recurrir a la vía judicial para someter a los más tozudos. Le avala la decisión de un juzgado mercantil de Barcelona, que en junio daba luz verde a la refinanciación del grupo siderúrgico Celsa pese a no contar con el 100% de los apoyos. Todo un precedente para Prisa. De hecho, el Consejo se reúne esta semana con esa hoja de ruta sobre la mesa.
Como telón de fondo, la necesidad de que la compañía mueva ficha y venda activos para complacer a la banca y rebajar una deuda que en el primer semestre del año volvía a superar el umbral de los 3.200 millones de euros. Digital+, cuyo futuro parece en manos de Telefónica, es la pieza en liza. Según aseguran fuentes conocedoras de los contactos, estos no se han reactivado a la vuelta del verano, pero podrían hacerlo en cualquier momento. No en vano, la cuestión es de precio -oscila entre los 800 y los 1.000 millones por el 56% que aún controla Prisa- y la decisión está ya en las cúpulas.
La evolución de la plataforma de pago tambiíén invita a tomar medidas ya. Es más, las previsiones que maneja la compañía auguran un autíéntico descalabro en el valor de la división si la crisis económica se prolonga y sigue cayendo el número de abonados y de la cuota que pagan por el servicio. De hecho y según admite en su última presentación de resultados, la tasación del activo podría caer en hasta 500 millones en los próximos meses si las estimaciones sobre clientes e ingresos empeoran en un 5%. Todo despuíés de que la sociedad ya admitiera una rebaja de su valoración superior a 200 millones en el arranque de 2013.
Una demora no deseada
Según exponen fuentes internas de Prisa, la principal inquietud en el grupo de medios es que la compañía de Cíésar Alierta -su comprador natural- se tome su tiempo para comprar Digital+, un tiempo del que no dispone la propietaria de la Cadena SER. Desde luego, para la teleco no hay urgencias. Incluso cada día que pasa se apunta una rebaja en la valoración. Estas fuentes llegan a sugerir que, si Telefónica no va a dar un paso al frente, debería dejar vía libre para otros. Y es que tanto la multinacional como Mediaset, que atesoran cada uno el 22% de la plataforma de pago, tienen derecho de veto sobre cualquier operación.
“Estamos inmersos en la recta final de las negociaciones para una nueva refinanciación de la deuda. (…) Dicho plan incluye un plan de desinversiones en el sector audiovisual, lo que nos permitirá reducir de manera ordenada el endeudamiento de la compañíaâ€, admitía recientemente el presidente ejecutivo, Juan Luis Cebrián. En este escenario, Prisa subía el viernes en bolsa casi un 25%, con un volumen de negociación de 19,4 millones de títulos, un guarismo que multiplica por ocho la media diaria. Ayer, el movimiento tambiíén fue intenso, con casi 12 millones de acciones en circulación. “La volatilidad del valor es extrema, pero sorprende tanta actividadâ€, apuntaban ayer fuentes del mercado.
Todo en vísperas de que la faz de la compañía fundada por Jesús Polanco cambie de forma drástica. Y es que la operación rescate a Prisa orquestada en junio de 2012 por las grandes multinacionales españolas tomará forma definitiva el 1 de enero de 2014. Precisamente, en esta fecha tendrá efecto en el capital la compra de 100 millones de euros en bonos efectuada por Telefónica. Tambiíén el canje de deuda por capital por importe de 334 millones aceptada por Santander, La Caixa y HSBC. Los bancos poseerán entonces en torno a un 20% de la firma y serán su accionista de referencia en detrimento de la familia fundadora.
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