Es una de las batallas empresariales más enconadas del momento y tiene como principal campo de juego el índice Euronext de París. Ahí cotiza la inmobiliaria Gecina, que a pesar de su nacionalidad francesa está controlada por accionistas españoles: Metrovacesa, dueña del 26,76%; Joaquín Rivero, titular del 16,10%; y Bautista Soler, poseedor del 15,23%.
Estos dos últimos presentaron, hace casi un año, concurso de acreedores de las sociedades Alteco y MagImport, meras instrumentales a travíés de las cuales poseen sus participaciones en la compañía gala y que pidieron un críédito sindicado de 1.627,7 millones para hacerse con las acciones.
Blackstone, uno de los mayores fondos buitre del mundo, junto a la entidad canadiense Caisse du Quíébec, adquirió a finales del año pasadoel 65% de esta deuda, cuya garantía son los títulos de Gecina, con el claro objetivo de ejecutar la prenda.
El problema para ellos es que la Justicia ya había acordado, ante un intento de los bancos acreedores, “la suspensión cautelar de toda forma de ejecución de prenda constituida sobre acciones de Gecina que sean titularidad de Alteco y Mag-Importâ€, postura que refrendó en febrero de 2013, cuando Blackstone y Caisse du Quíébec intentaron hacerse con las acciones.
El fondo buitre, incluso, ha intentado saltarse la jurisdicción española y ha acudido a un tribunal francíés, con poco íéxito, ya que el juez galo ha refrendado que, según la normativa europea, es competencia de la Justicia española dilucidar este asunto.
Lejos de tirar la toalla, Blackstone ha vuelto a la carga. Esta vez en Luxemburgo, paraíso donde Rivero y Soler tienen depositas las acciones de Gecina. Según fuentes conocedoras del proceso, el próximo mes de noviembre tendrá lugar la vista en la que el fondo buitre volverá a intentar que se le reconozca el derecho de ejecutar la garantía de su críédito y quedarse con los títulos de la francesa.
En su favor, Rivero y Soler tienen los pronunciamientos hechos hasta ahora por la justicia española, que ha acordado "requerir a cualquier depositario directo o indirecto de dichas acciones, en concreto a Credit Agricole Luxemburg y a Caceis (dos entidades) para que se abstengan de toda actuación tendente a la realización de dichas acciones o actos de favorecimiento a los acreedores para tal fin".
Sin embargo, todo proceso judicial juega en contra de los empresarios españoles, para cuyos intereses sería preferible una resolución rápida del concurso, algo que en ningún caso puede ocurrir antes del primer semestre del próximo año, y la liquidación ordenada de las sociedades.
Los oscuros intereses de Blackstone
El periplo judicial que está llevando a cabo Blackstone tiene una millonaria justificación, cuya víctima serían Rivero y Soler, ya que si el fondo logra sus objetivos, perderían no sólo la titularidad de las acciones, sino la posibilidad de llevarse un jugoso cheque.
La jugada es la siguiente. El críédito sindicado que firmaron en su día para hacerse con Gecina asciende a 1.627,7 millones de euros, mientras que el valor de la participación en bolsa asciende a 1.770 millones de euros con los acuales precios de cotización, aunque ha llegado a valorarse en cerca de 2.000 millones, cuando los títulos de Gecina cotizaban en torno a 100 euros.
Además, fuentes de mercado aseguran que el fondo ha adquirido la deuda con un descuento del 15%, al haber pagado en torno a 900 millones de euros, frente a los 1.400 millones en que están valoradas las acciones que respalda según NAV (valor de los activos).
Esta diferencia de 500 millones ayuda a comprender el interíés de Blackstone y Caisse du Quíébec por ejecutar la prenda, ya que podrían hacerse a precio de derribo con un jugoso activo.
En cambio, Rivero y Soler están interesados en que el conflicto se resuelva vía convenio concursal ya que, como Alteco y MagImport son meras instrumentales, el único músculo que tiene el juez para resolver el proceso y que todos los acreedores salgan lo mejor parado posibles son las acciones de Gecina.
Con los actuales precios de mercado –la acción cotiza en torno a 90 euros-, el beneficio que podrían terminar teniendo Rivero y Soler, según fuentes financieras, serían unos 200 millones de euros; importe que se incrementa con cada mejora de la acción y que mengua, lógicamente, si íésta cae.
La batalla del dividendo
El pleito donde Blackstone y Caisse du Quíébec sí han conseguido ganar la mano a Rivero y Soler es en el reparto del dividendo de Gecina, ya que la justicia francesa ha congelado el pago a los empresarios españoles.
La importancia de estas acciones es tal que los autos emitidos por la justicia española en contra de los intentos de los bancos acreedores primeros y Blackstone despuíés por pignorar los títulos incluyen declaraciones tan tajantes como la petición de abstenerse de “toda forma de realización o ejecución de dicha prenda sobre acciones de la participación social en Gecina que pertenezcan a Alteco Gestión y Promoción de Marcas".
Además, "tal requerimiento deberá hacerse bajo apercibimiento de incurrir en delito de desobediencia a la autoridad e incurrir en posible responsabilidad de daños y perjuicios causados a la masa, para el caso de una resolución estimatoria en el proceso principal".