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Autor Tema: LOS CAUSANTES DE LA "CRISIS" ESTAFA (LA ELITE FINANCIERA)  (Leído 720 veces)

Scientia

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LOS CAUSANTES DE LA "CRISIS" ESTAFA (LA ELITE FINANCIERA)
« en: Septiembre 25, 2013, 07:00:17 pm »
LOS CAUSANTES DE LA "CRISIS" ESTAFA (LA ELITE FINANCIERA)

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(LEEAN EL TEXTO DE ABAJO MUY IMPORTANTE QUE SEPAN)
El actual desorden mundial.

Se ha dicho que existe una gran conspiración para establecer un gobierno mundial, una dictadura global. En ella estarí­an implicadas familias oligárquicas de la elite internacional, cuyos influyentes miembros, pertenecientes a distintos paí­ses, culturas, credos y razas, se habrí­an conjurado para llevar a cabo un plan secreto que les permitirí­a dominar el mundo. Sus principios se resumen más o menos así­: 1. El fin justifica los medios. 2. El fuerte debe dominar al díébil. 3. La eliminación de los díébiles es conforme al principio de la selección natural enunciado por Darwin. 4. La vida de todos los individuos no tiene el mismo valor. Los que tienen un valor negativo pueden ser eliminados, en el interíés superior del conjunto. 5. El objetivo es la Plutocracia. El mundo debe ser gobernado por una elite.
¿Hasta quíé punto es verdad? ¿Acaso no será más que una leyenda? Lo cierto es que la historia, sobre todo la más reciente, parece caminar en esa dirección. Pensemos en ello detenidamente. En las últimas díécadas, la historia se ha acelerado y el mundo ha sufrido una profunda transformación que aún nos cuesta trabajo asimilar. Con la mundialización de la economí­a, la modernización del trasporte y el desarrollo de las telecomunicaciones, el mundo es hoy un lugar mucho más pequeño, más vulnerable a una conspiración de esa naturaleza. Todo tiende a globalizarse y las instituciones internacionales son cada vez más fuertes. A medida que el poder privado de los Bancos y las corporaciones multinacionales aumenta, el poder público de los Estados y los gobiernos adelgaza, su capacidad de intervención merma y la democracia se torna pantomima.
Imaginemos que alguien trama instaurar un poder global plutocrático. Su estrategia serí­a crear un gobierno mundial con ministerios globales, un ejíército mundial, una policí­a mundial, un mercado único, y unas empresas mundiales, un Banco mundial, una sola moneda, una legislación y una Corte internacional, unos medios de comunicación globales, una religión universal, un sistema de pensamiento único. ¿No es cierto que cada vez estamos más cerca de ese horizonte? ¿Acaso no tenemos ya, aunque de manera incipiente, todo eso? ¿No estaremos asistiendo ya a un Golpe de Estado Mundial a cámara lenta?
Pensemos en las poderosas instituciones que se han creado durante las últimas díécadas, la ONU, su Consejo de Seguridad y sus departamentos sectoriales como la OMS, la UNESCO o la FAO, la Organización Mundial del Comercio, el Ejíército de los Cascos Azules, la INTERPOL, la OCDE, el G-8, el G-20, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, las corporaciones industriales transnacionales, el Foro Económico Mundial, las Agencias Internacionales e Institutos de Investigación de todo tipo, el Tribunal Penal Internacional; pensemos en la fuerza del dólar, el euro y el yen que monopolizan las reservas de los Bancos Centrales; pensemos en la concentración del poder mediático y la influencia de las grandes cadenas de televisión, radio y prensa, como la CNN, la CBS, la ABC o la NBC, Agencias de información como Reuters o Europa Press, pensemos en Internet y el monopolio informático de Microsoft; pensemos en lo sencillo que resulta ahora crear opinión y adoctrinar a la población mundial; pensemos en la frecuencia con que se firman convenios y tratados internacionales que todos los Estados están obligados a cumplir, aunque pocos cumplen; pensemos en las cada vez más numerosas declaraciones universales, como la Carta de la Tierra, que no son más que códigos de conducta o normas morales.
¿No será que el Nuevo Orden Mundial ya ha llegado? ¿No cabe pensar que, en cierto modo, existe ya un gobierno mundial o, al menos, la estructura básica que lo sustentará en el futuro? ¿No son todas estas corporaciones e instituciones susceptibles de ser instrumentalizadas al servicio de la elite oligárquica que proyecta en secreto constituir un Poder Global totalitario, una Autoridad Mundial privada? ¿Quiíén o quiíénes serí­an capaces de urdir un complot de semejantes dimensiones y llevarlo a cabo con total impunidad?
“La enorme anarquí­a del mundo en ví­as de desarrollo presiona a las elites globales para que fortalezcan y amplí­en las instituciones internacionales. La autoridad mundial se hace realidad, pero eso no implica un gobierno mundial” nos dice Robert D. Kaplan en su libro “El retorno a la Antigí¼edad”. No obstante, como señala el filósofo y polí­tico inglíés E. H. Carr, “internacionalizar la autoridad en un sentido real significa internacionalizar el poder”.
Llama poderosamente la atención que, a pesar de tener tantas instituciones globales, tratados internacionales y corporaciones multinacionales, a pesar de contar con tantos avances cientí­ficos y recursos tecnológicos, el mundo no progresa sino que está cada vez más deteriorado y la riqueza peor distribuida. ¿No resulta contradictorio? Mientras nos dedicamos a esquilmar los mares, deforestar los últimos bosques, alterar el clima, destruir la biodiversidad y financiar guerras fraticidas, las desigualdades sociales no paran de crecer.
La injusticia, la miseria, la violencia, la contaminación, el hambre y las epidemias se han adueñado del mundo. El 80% de la población mundial tiene ingresos inferiores a 100 euros mensuales. Cada año 40.000 niños mueren de hambre y enfermedades que podrí­an haberse evitado fácilmente. Sin embargo, Estados Unidos gasta 400.000 millones de dólares en mantener a su ejíército.
Bastarí­a una díécima parte del presupuesto militar anual estadounidense para erradicar el hambre en el mundo. O la fortuna de un solo multimillonario como Bill Gates, Carlos Slim o Warren Buffet. O el patrimonio de cualquier familia elitista de primer nivel. Y ¿quíé decir de los 3 billones de euros que los Estados occidentales han gastado ya en el rescate de las entidades financieras? ¿Por quíé no se han usado para rescatar a las infortunadas familias que más lo necesitan porque carecen de todo sustento?
Dando por válidos los datos oficiales u oficiosos, las tres personas más ricas del mundo son tan ricas como los 48 paí­ses más pobres. Las 100 personas más ricas poseen ahorros superiores al Producto Interior Bruto de India o China, con 1.200 millones de habitantes cada una. Las 200 personas más ricas del mundo disponen de ahorros equivalentes a los ingresos anuales acumulados del 47% de la población del planeta, es decir, más de 3.000 millones de personas.
En el mundo hay 1.000 multimillonarios con fortunas declaradas superiores a 1.000 millones de euros. En conjunto atesoran 3 billones de euros. Y siete millones de millonarios que poseen patrimonios superiores a un millón de euros que en conjunto atesoran 30 billones de euros. Su opulencia contrasta con la extrema pobreza en la que se encentra la mitad de los seres humanos: 3.000 millones de personas sobreviven con menos de dos euros diarios. Para alimentar y vestir a esos 3.000 millones de personas durante un año bastarí­a la fortuna de 25 hombres, o los ingresos anuales de 5 multinacionales.
En cierta ocasión lleguíé a Bombay en plena campaña electoral. En el trayecto desde el aeropuerto hasta el hotel me sobrecogió la imagen de las chabolas junto a la carretera. Habí­a multitud de sábanas viejas en las que podí­a leerse “No light no vote” (sin luz elíéctrica no vamos a votaros). En la era de Internet y el ADSL aún hay 2.000 millones de personas que carecen de luz elíéctrica, 1.200 millones carecen de agua potable.
Pero no sólo hay desigualdad y pobreza en el Tercer Mundo. En Estados Unidos, los 100 gerentes de empresas más importantes ganan sueldos 1.000 veces superiores al promedio de los sueldos de sus empleados.
Otro dato irritante: las 100 empresas más contaminantes del mundo son responsables del 80% de las emisiones de CO2 a la atmósfera, los gases causantes del efecto invernadero y el calentamiento del planeta.
Resulta curioso observar la paradoja de lo que ha ocurrido en el último siglo. Los mismos que han provocado la pobreza, las guerras y la destrucción ambiental con la globalización económica, sus aventuras neo-coloniales y sus industrias contaminantes, han ayudado a crear instituciones supranacionales con el pretexto de que pueden contribuir a solucionar los problemas generados por ellos. Y ahora aprovechan el caos para incrementar su poder privado. Se postulan a sí­ mismos como salvadores, como los únicos capaces de gestionar la sociedad en medio de ese caos. Y despojan del poder a los ciudadanos y sus representantes públicos en las instituciones polí­ticas. Cabe pensar que todo responde a un plan maquiavíélico para perpetrar un golpe de Estado mundial. Detrás de una cosa así­ sólo puede estar la elite globalista: los banqueros internacionales y las corporaciones multinacionales. Ellos tienen las armas, el oro y el dinero, nosotros estamos indefensos. ¿Llegará a consolidarse el Nuevo Orden Mundial?
Prueba evidente de que existe una meticulosa planificación, una “hoja de ruta” para consolidar su proyectado gobierno mundial es el siguiente texto aprobado por el Foro Económico Mundial, la Conferencia de Davos, en 1971: "en los próximos treinta años, alrededor de trescientas multinacionales geocíéntricas regularán a nivel mundial el mercado de los productos de consumo, y no subsistirán más que algunas pequeñas firmas para abastecer mercados marginales. El objetivo deberá alcanzarse en dos etapas: primeramente, diversas firmas y entidades bancarias se reagruparán en el marco multinacional; despuíés, hacia finales de la díécada, esas multinacionales se acoplarán al objeto de controlar, cada una en su especialidad, el mercado mundial".
Claro que la hoja de ruta, en cuestiones tan complejas y de dilatado plazo no siempre se cumple en su totalidad. En este caso, el objetivo era establecer oligopolios a travíés de sucesivas fusiones de corporaciones multinacionales para conquistar nada menos que el mercado mundial, y el plazo para concluir el proceso globalizador vencí­a en el año 2001. No se puede decir que el plan fracasara, más bien al contrario, 200 multinacionales controlan ya el 25% de la actividad económica mundial, pero en 1995 los plutócratas de Davos, dirigentes de las multinacionales del planeta, tecnócratas y lí­deres polí­ticos, volvieron a reunirse y constataron cierto retraso en la ejecución. El ex-ministro francíés Raimond Barre hizo un llamamiento para acelerar el ritmo y anunció: “tal vez sea necesaria la experiencia de un crack económico para que queden definidas las nuevas reglas de juego".
Ya lo saben, no se confí­en. Algunos autores como Daniel Estulí­n recomiendan sacar los ahorros del banco y vender todas las acciones si las tienen, porque a nada que los amos del mundo vuelvan a ponerse nerviosos, el crack puede ser inminente.
Tal vez Orwell se quedara corto. Si algo va mal, seguro que puede ir peor. En 2006 el gigante de Internet Google compró YouTube, donde se pueden ver y descargar videos gratuitamente. De inmediato la censura se hizo patente y Google borró más de 30.000 videos de YouTube.
¿Cuál es el propósito del proceso de concentración de capitales? ¡A usted que le importa! Leo Strauss, Sumo Pontí­fice de los necons, adorado por todos los gurus ultra-capitalistas de la economí­a, dijo que el "significado escondido del mundo y sus leyes, solamente debe ser conocido por un grupo reducido de personas, que deberán encargarse de hacer realidad esa uniformidad para la seguridad de occidente".
Cada año el proceso de fusiones hostiles o amistosas se duplica. Según la firma de análisis de mercados Thomson Financial, el valor total de las fusiones y adquisiciones empresariales en 2006 alcanzó los 3,79 billones de dólares. Según Dealogics el valor total serí­a aún mayor, llegando a 3.98 billones. El doble que en 2005.
Las empresas multinacionales son cada vez menos pero cada vez más grandes. En el sector petrolero, por ejemplo, en la díécada de los 90 se produjeron las siguientes fusiones: Chevron y Texaco, Exxon y Mobil Oil, BP y Amoco, Total con Petrofina y Elf. Otro ejemplo lo tenemos en la concentración del sistema bancario en España de la que derivaron dos gigantes mundiales. El Banco Central se fusionó con el Hispano y luego con el Santander, dando origen al BSCH. El de Bilbao se fusionó con el de Vizcaya y luego con Argentaria, creando el BBVA.
La concentración de capitales contradice el mercado libre capitalista, nos conduce de cabeza a una economí­a de monopolios privados, tal y como desea la elite globalista. ¿Hasta dónde piensan llegar? ¿Acaso pretenden crear una Empresa íšnica Mundial gestionada por ellos? ¿Será ese el destino final del capitalismo?

Extractos del libro GOBIERNO MUNDIAL, de Esteban Cabal.