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Estados Unidos se prepara hoy para un cierre parcial del gobierno federal por primera vez en 17 años, si antes de la medianoche demócratas y republicanos siguen sin limar sus diferencias y acuerdan un proyecto de ley de gastos.
La incertidumbre aumentó tras el voto en la madrugada del domingo de un nuevo presupuesto en la Cámara de Representantes que extiende el financiamiento para el funcionamiento de las agencias gubernamentales hasta el 15 de diciembre, pero retrasa la entrada en vigor de la reforma sanitaria u Obamacare por un año más.
El presidente de la Cámara baja, John Boehner, instó a los líderes del Senado a que avalen la iniciativa de esa instancia legislativa, controlada desde 2010 por los republicanos, mas esa posibilidad es remota.
Tanto los demócratas del Senado, donde son mayoría, como el presidente Barack Obama han advertido de antemano que rechazarán cualquier propuesta que afecte la implementación de la ley de salud, principal logro legislativo del mandatario desde su llegada al poder en enero de 2009.
Para los correligionarios de Obama, la salida rápida es que la Cámara de Representantes sancione la medida que amplíe los fondos federales hasta el 15 de noviembre, sin incluir disposiciones que corten los de la Ley de Asistencia Asequible.
En este forcejeo político han estado ambos partidos, cuyos líderes en el Capitolio han asegurado que querían evitar el primer cierre federal desde 1996, ocurrido durante la administración del entonces presidente William Clinton.
Sin embargo, hasta ahora sus apariciones públicas se dirigieron más a culparse los unos a los otros por el estancamiento de las negociaciones, indica un artículo del diario The Wall Street Journal.
El nuevo año fiscal comienza mañana y algunos republicanos celebraron la esperanza de que un eventual cierre del Gobierno podría presionar a los demócratas de la Cámara alta a hacer incluso una concesión simbólica a su demanda de cambios en la ley de salud.
Para la oposición republicana, la coyuntura obligaría al bando contrario a aceptar, además, la derogación del impuesto de 2,3 por ciento de los dispositivos míédicos destinados a ayudar a financiar el Obamacare.
La paralización de agencias federales provocaría la licencia sin sueldo a por lo menos de 825 mil trabajadores del Gobierno, de acuerdo con los planes presentados a la Casa Blanca, y se interrumpirían algunos servicios considerados no esenciales.
Funcionarios de la mansión ejecutiva se reunieron el sábado y el domingo para hablar sobre el posible "shutdown", como se conoce este proceso del cierre gubernamental, pero nada significativo se produjo en la dirección de una salida a esta actual coyuntura.
Se espera que el Senado lo haga este lunes aproximadamente 10 horas antes de la fecha límite de la medianoche, cuando tíécnicamente el Gobierno se quedará sin dinero porque concluye el año fiscal 2013.
El representante por California Kevin McCarthy, número tres en la Cámara baja, insistió en que la propuesta de sus correligionarios puede pasar en el Senado y dijo durante una entrevista en el programa televisivo Fox News Sunday que existe un plan alternativo para impedir el "shutdown".
Por su parte, Obama insiste en que nadie va a dañar la economía nacional y a millones de personas inocentes "solo porque hay un par de leyes que no le gustan" y calificó a quienes se oponen a la ley de salud de ser "unos extremistas en el Congreso".
Los cierto es que los republicanos para aprobar un presupuesto temporal -del mismo modo que para elevar el límite de la deuda, ya en 16,7 billones de dólares- piden acabar con el Obamacare.
Además, condicionaron los acuerdos sobre presupuesto y la deuda al retraso o derogación de la reforma sanitaria, de la cual una parte clave entra en vigor mañana y el resto en enero de 2014.