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Autor Tema: Panrico se lanza a hacer marca blanca: negociará con El Corte Inglíés, Dia y  (Leído 232 veces)

Eguzki

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Evitar la desaparición de Panrico, el gigante de la bollerí­a propietario del Donuts. Con ese objetivo, el consejero delegado de la compañí­a, Carlos Gila, está ultimando un plan industrial, con el que confí­a en que la empresa pueda volver a ser rentable en menos de un año. "Si se hace lo que hay que hacer y se reducen los grandes costes que tenemos, en tres o cuatro meses se habrá dado la vuelta a la situación", aseguran en el entorno de la firma.


El objetivo prioritario es reducir, sobre todo, los costes laborales, que entre 2010 y 2011 aumentaron más de un 21 por ciento, hasta casi 110 millones de euros, el mismo ejercicio que la empresa registró unos números rojos antes de impuestos de 326 millones.

Por eso, tras adelgazar la plantilla a la mitad y quedarse con unas 2.000 personas, Gila quiere lanzarse a producir marca blanca para recuperar parte del terreno perdido.

La empresa fabrica ya para la distribución en Portugal y las Islas Canarias y su idea es hacer lo mismo en el resto de España. "Queremos negociar con El Corte Inglíés, Dia o Eroski, entre otros grupos", aseguran las fuentes consultadas.

Red de distribución
Para poder hacerlo, habrá que reducir tambiíén significativamente las rutas de reparto. Actualmente hay 1.900 y la meta es eliminar unas 600. El producto seguirá llegando a gran parte de las tiendas a las que se abastece ahora, pero con menor frecuencia que antes. Aunque se seguirán fabricando productos de una caducidad corta, como Donuts o Bollycao, la empresa apostará tambiíén por otros de una vida más larga

Hay que tener en cuenta que Panrico es la empresa alimentaria con la red logí­stica más amplia de todo el paí­s, muy por encima por ejemplo de Leche Pascual, que cuenta tambiíén con una distribución muy potente. La compañí­a, con cerca de 2.000 repartidores autónomos, tiene ahora mismo 70 centros de distribución y logí­stica repartidos por todo el paí­s.

Hubo un tiempo en que eso era necesario para poder ser "los frescos del barrio", tal y como decí­a su publicidad, pero ahora mismo supone un coste demasiado alto, un lastre para su supervivencia.

"Otro de los proyectos, teniendo en cuenta que somos una empresa de bollerí­a y que la gente hace cada vez dietas más saludables, es vender productos más pequeños. Se pueden lanzar, por ejemplo, minidonuts", dicen en la empresa. Serí­a algo parecido a los Donettes, pero en paquetes incluso individuales o de dos o tres unidades.

Cuando el pasado 11 de septiembre el consejo de administración de la empresa decidió destituir al hasta entonces consejero delegado, Joan Casaponsa, y nombrar en su lugar a Gila, un experto en reestructuraciones industriales, ya sabí­a que tení­a que dar un vuelco radical a la empresa, convertida en máquina de perder dinero.

Con unas píérdidas acumuladas en los últimos cuatro años de 710 millones de euros y una caí­da de las ventas del 27 por ciento entre 2008 y 2011, el último ejercicio del que hay cifras disponibles, el reto no era fácil. Sin liquidez ni siquiera para poder atender las facturas, Gila tení­a claro que sólo habí­a una alternativa y era reducir cuanto antes los costes. Por eso puso sobre la mesa varias decisiones.


Pagos de nóminas
Lo primero era aplazar el pago de las nóminas de septiembre para poder pagar a los proveedores y evitar que instaran el concurso de acreedores, lo que hubiera significado perder el control de la empresa;lo segundo, poner en marcha un plan de recortes y lo tercero pedir avales financieros a los Gobiernos autónomicos donde estaba presente -Cataluña, Andalucí­a, Aragón, Castilla y León y Madrid, fundamentalmente- para poder atender los pagos.

El anuncio de una huelga indefinida volvió a poner la empresa en peligro -"si paralizan la producción la compañí­a puede acabar siendo liquidada", aseguraban fuentes jurí­dicas próximas a la dirección-, pero Gila se comprometió a pagar.

El problema es que, aunque logró un acuerdo con los sindicatos para que el paro fuera desconvocado, los trabajadores de Barcelona y Madrid se han desmarcado. Los primeros han iniciado ya una huelga indefinida, con un seguimiento que los sindicatos cifran en el cien por cien, y los segundos la empezarán tambiíén esta misma semana.

Los trabajadores exigen ya la nómina de septiembre y no en tres plazos, hasta el 30 de septiembre como plantea el grupo. Paradójicamente, se da la circunstancia, de que es la propia plantilla la que podrí­a arrastrar a la empresa a la liquidación si no pone fin a los paros, ya que Panrico corre el riesgo de quedarse sin liquidez si no puede producir a muy corto plazo.