http://www.lavanguardia.es/lv24h/20080830/53529851395.htmlLas diez grandes promotoras que cotizan en bolsa suman casi 40.000 millones de deuda. Antes de que acabe el año, varias de ellas deberán sentarse con la banca para renegociar algunos de los príéstamos que componen ese endeudamiento o, lo que es peor, cumplir cláusulas de vencimiento, amortizaciones anticipadas o pagos de inmuebles pendientes.
Entre las inmobiliarias a las que esperan arduas negociaciones destacan Colonial, Metrovacesa, Reyal Urbis, Renta Corporación, Realia y Afirma, que tienen que financiar más de 10.000 millones de euros.
Para algunas de ellas estas negociaciones constituyen una autíéntica espada de Damocles, ya que del resultado de estas depende su futuro o que no se vean obligadas a presentar concurso de acreedores, como Fadesa-Martinsa el 14 de julio.
Colonial debe tener lista la reestructuración total de su príéstamo sindicado (6.400 millones) para principios de septiembre. De momento, negocia con sus bancos acreedores Goldman Sachs, Eurohypo, Calyon y Royal Bank of Scotland, y ha tenido que ampliar el plazo porque estaba previsto que se cerrase a finales de julio. La urgencia aprieta a Colonial porque tiene que devolver más de 100 millones antes de finales de año. Tambiíén pesa sobre sus espaldas la compra de FCC, ya que hay un requisito que exige amortizar 1.550 millones si la cotización media alcanza determinado nivel y siempre que el ratio de deuda neta sobre el valor bruto de los activos estíé por encima del 60%. Por último, Colonial trata de reducir su participación del 84% al 51% en la francesa SFL. Si logra ejecutar esta venta, pero se mantiene en el capital para disfrutar de las ventajas fiscales del sistema galo, los bancos acreedores tendrán la última palabra al producirse cambio de control.
Reyal Urbis es una de las promotoras que deberán hacer mayores filigranas. Su endeudamiento neto asciende a 6.045 millones de euros, de los que 2.839,6 millones corresponden a un críédito sindicado firmado en marzo del 2007 entre 39 entidades financieras. Antes de finales de año vence el tramo A de este, lo que equivale a decir que tiene que amortizar 500 millones de euros antes de diciembre del 2008.
Afirma, la antigua Astroc, es otra de las que atraviesan una situación nada cómoda financieramente. De sus 1.572 millones de deuda a 30 de junio, la promotora tiene que hacer frente a vencimientos antes de un año por 716 millones, aunque 566 millones corresponden a críéditos hipotecarios. Parte de estos serán subrogados por los futuros compradores de sus viviendas.
Durante el primer semestre, Afirma logró renegociar su príéstamo sindicado de 708,95 millones y retrasó el plazo de la primera amortización ordinaria hasta diciembre del 2010.
Realia ha renovado y ampliado 240 millones d e deuda en lo que va de año y le queda por renegociar un 4%, que equivale a 91,6 millones más, y tiene de plazo antes de diciembre. Se trata de pólizas de críédito de entre 12 y 18 meses para financiar proyectos patrimonialistas.
Metrovacesa tiene que afrontar dos pagos de relevancia este otoño. Por una parte, está obligada a refinanciar antes del 27 de noviembre los 1.006,73 millones utilizados para comprar la sede del HSBC en Londres. Esta partida forma parte de su endeudamiento neto, que ascendía a 7.141,8 millones a finales de junio. Debido a la crisis financiera, no se descarta que la compañía se vea obligada a deshacerse de parte de la citada torre londinense. Por otra parte, debe afrontar antes del 31 de octubre el pago inicial de 298,29 millones por la compra de Walbrook, un complejo de oficinas y centros comerciales tambiíén en la capital londinense. Es previsible que modifique su plan estratíégico Fíénix para hacer frente a la realidad del sector inmobiliario y la caída de venta de pisos, que va en picado.
La banca exigió a Renta Corporación que se comprometiera a reducir su endeudamiento hasta 500 millones antes de junio del 2009. Esto significa que en menos de un año tiene que devolver 161,6 millones, ya que en el primer semestre su deuda neta se situaba en 661,6 millones.
Todos estos vencimientos hacen prever un otoño de duras negociaciones entre la banca y el sector inmobiliario.
