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Autor Tema: HONRAR PADRE Y MADRE…  (Leído 119 veces)

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HONRAR PADRE Y MADRE…
« en: Octubre 20, 2013, 01:08:50 pm »
Por… BEATRIZ DE MAJO C.


Las diferencias culturales entre Oriente y Occidente han sido motivo de interíés para los estudiosos de los fenómenos sociológicos. Hoy, cuando China mantiene una gravitación formidable en los asuntos mundiales, cobra relevancia entender los elementos que inspiran las conductas de los nacionales de la gran potencia.

Es a nivel de las relaciones intrafamiliares donde se encuentran las más notorias distancias culturales con la sociedad occidental. Los valores que rigen la relación entre las parejas y entre esta y sus respectivos padres en China guardan una diferencia abismal con aquellos que practicamos en nuestros predios. El respeto a las libertades individuales en nuestra sociedad ha sido trasladado con fuerza en el interior de las cíélulas familiares. En China tal cosa es impensable, ya que sigue siendo un importantí­simo precepto moral el que los hijos permanezcan enteramente subsumidos a los padres aun despuíés de adultos, porque que el respeto de los mayores es, de todos, uno de los más importantes valores de esa milenaria cultura.

Ninguna connotación negativa tiene promover la virtud del amor a los padres -de hecho, es uno de los diez mandamientos cristianos- pero sin duda que las actitudes extremas pueden no ser saludables. En China se dice, no sin acento crí­tico, que si un hombre se ve confrontado, con la necesidad inescapable de salvar la vida de su madre o la de su esposa, el occidental siempre salvará a su esposa, y el chino salvará a su madre, porque “es evidente que una nueva esposa siempre se puede conseguir”. Esta inclinación a favorecer a los padres en toda circunstancia, no solo marca la relación de los individuos con los progenitores, quienes mantienen sobre ellos una relación de propiedad a perpetuidad. Este principio determina las prioridades a la hora de escoger marido o mujer, marca las relaciones en el seno del matrimonio, condiciona el amor conyugal y es fundamental para la formación de los hijos para la vida en pareja.

Historias como la de Romeo y Julieta no han encontrado hasta nuestros dí­as muchos adeptos en China aunque los tiempos modernos, interacción de los asiáticos con el resto del mundo y la revolución sexual han hecho que vaya, lentamente, incorporándose la esencia motivacional de los sentimientos en las relaciones entre hombre y mujer. Pero aun no estamos allí­. Los matrimonios siguen siendo un asunto de conveniencia: los padres deciden con quiíén se casan los hijos varones; las madres preparan cuidadosamente a las hijas para ser ofertadas en el mercado; la joven que no ha sido “colocada” para esponsales despuíés de los 30 años pasa a una categorí­a conocida peyorativamente como “mujeres de sobra”. Un orden tácito de prioridades es observado por todo varón chino: primero van los padres, luego los abuelos, en tercer lugar el trabajo y, en cuarto lugar, la nueva esposa. Cuando esta se convierte en madre de un hijo varón, ella recupera relevancia. De lo contrario, es solo un peso muerto en el hogar.

Una rebelión de las ataduras y preceptos impuestos por los padres aún no está a la vuelta de la esquina. Pasarán aun díécadas antes de que sean las nuevas generaciones transculturizadas y abiertas de mente, las que hagan respetar las libertades individuales en el seno de los grupos familiares y releven sus integrantes del yugo constringente de los padres.

Suerte en sus vidas…



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 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...