El Gobierno vasco que preside íñigo Urkullu ha intensificado las negociaciones con la gran banca en busca de un acuerdo urgente orientado a la amortización anticipada de las ‘preferentes’ emitidas por Fagor y Eroski. Ambas entidades del Grupo Mondragón tienen en el mercado un total de 845 millones de euros en títulos de deuda subordinada que han sido distribuidos entre un total de 40.000 particulares.
El colapso financiero de Fagor ha estallado en forma de pánico entre los inversores de un producto que, a diferencia de las cíélebres preferentes bancarias, garantizaba hasta ahora el pago del cupón aún en el supuesto de que la entidad emisora entrase en píérdidas. Otra cosa diferente es si se produce una liquidación, como así parece, que en el caso del fabricante de electrodomíésticos situaría en los últimos lugares de la cola de acreedores a los actuales propietarios de las ‘Aportaciones Financieras Subordinadas’.
La turbulenta historia de los llamados productos híbridos en España puede repetirse ahora, aumentada y corregida, en todo el País Vasco, donde se concentra lógicamente el epicentro de los clientes financieros que acudieron a la llamada de Fagor y Eroski. El lendakari sabe que el tiempo juega a la contra y ha dado instrucciones al Instituto Vasco de Consumo (KontsumoBide) para que negocie a todo meter un acuerdo con los grandes bancos colocadores. Fuentes conocedoras de las negociaciones confían en que la solución se pueda hacer efectiva antes de que la quiebra del fabricante de Arrasate se demuestre irreversible.
Las emisiones de Fagor, por importe de 185 millones de euros, fueron dirigidas principalmente a travíés del Banco Santander, en tanto que Eroski, con 660 millones en deuda subordinada, eligió para la ocasión a un ‘pool’ de entidades bajo el liderazgo del BBVA. En ambos casos es tambiíén fundamental el papel que vaya a desempeñar Laboral Kutxa, el brazo financiero del Grupo Mondragón y la más interesada en buscar una salida de emergencia que evite un estallido social en su zona natural de influencia.
Miles de personas exigen en Arrasate el mantenimiento del empleo de Fagor. (EFE)Los títulos de Fagor y Eroski tienen atrapados a cerca de 40.000 pequeños ahorradores con una suscripción media de 12.000 euros, aunque según datos de Adicae existen casos de particulares que acumulan participaciones de hasta 45.000 euros. Las colocaciones se efectuaron entre los años 2002 a 2007 a partir de cuatro emisiones de Eroski y otra dos de Fagor. La rentabilidad anual de los valores se sitúa entre 2,5 y 3 puntos porcentuales sobre Euríbor pero en todo caso se trata de deuda perpetua con el consiguiente riesgo a la hora de recuperar el principal de la inversión.
Cotización por debajo del 40% del valor
Al igual que las preferentes de la banca, las participaciones subordinadas de las dos entidades cooperativas han ido languideciendo en su cotización dentro del mercado secundario SEND, hasta el punto de que el nominal se paga en estos momentos por debajo del 40% de su precio de salida. La crisis de Fagor ha venido a dar la puntilla a este tipo de deuda y el Gobierno vasco considera que la mayor carga de la prueba reside en los bancos que comercializaron en el mercado retail un producto claramente concebido para grandes operadores institucionales.
El problema que se plantea es análogo al suscitado en el supuesto de las cajas de ahorros nacionalizadas, si bien en el caso de los dos fabricantes de Mondragón no se ha establecido ningún tipo de arbitraje que amortigí¼e el malestar social. Se da la circunstancia de que Eroski y Fagor son empresas no financieras que como Telefónica, Repsol, Endesa o Gas Natural deberían buscar una alternativa privada para dar una solución a sus clientes y evitar el deterioro reputacional de unas marcas claramente orientadas a un mercado de consumo masivo.
A diferencia de estas grandes multinacionales, ni Eroski ni mucho menos Fagor disponen de capacidad financiera para correr con los gastos de una deuda venida a menos. La solución pasa por la amortización parcial de los títulos bien en efectivo o mediante la conversión en otros títulos de pago. En todo caso, se antoja complicado que el Gobierno vasco consiga persuadir a los dos grandes bancos nacionales para que acometan un esfuerzo solidario con Mondragón sin que ello suponga algún tipo de quita para los tenedores de las aportaciones subordinadas.