Por... JOHN HEILPRIN
Los fiscales suizos confirmaron el miíércoles que iniciaron una investigación penal de uno de los principales procesadores de metales preciosos del mundo debido a denuncias de que blanqueó oro obtenido por medio de crímenes de guerra.
A principios de semana el grupo TRIAL, con sede en Ginebra, anunció en conferencia de prensa que entabló una denuncia penal contra la refinadora suiza Argor-Heraeus, aduciendo que la compañía procesó tres toneladas de mineral de oro entre 2004 y 2005 que fue obtenido por un grupo armado ilegal mediante saqueos en la República Democrática del Congo.
La oficina del fiscal federal en Berna confirmó que examinó la denuncia y decidió abrir una investigación de la compañía por "supuesto lavado de dinero en conexión con un delito de guerra y complicidad en crímenes de guerra". No dio otros detalles.
Argor-Heraeus, una empresa privada, desmintió "firmemente" las acusaciones y señaló que investigaciones previas de las autoridades suizas ya la han absuelto de todas las denuncias, que fueron ventiladas por primera vez en el informe de un panel de expertos de las Naciones Unidas sobre el Congo en 2005.
Sin embargo, TRIAL dijo que "la refinería sabía o debía haber supuesto que el oro provenía de saqueos, un crimen de guerra". Agregó que la refinería contribuyó a financiar un grupo armado en un conflicto brutal, que según la ley suiza es un delito de "blanqueo agravado".
En la conferencia de prensa del lunes, Kathi Lynn Austin, directora ejecutiva del Proyecto de Aclaración de Conflictos, detalló cómo TRIAL basó su denuncia en la investigación de "rebeldes apoyados por la fuente del oro" que inició cuando trabajaba como investigadora de la ONU sobre el Congo hace casi una díécada.
El Congo experimentó guerras civiles sucesivas a partir de 1996 despuíés del genocidio en la vecina Ruanda que movilizó ejíércitos de otras naciones africanas en competencia por las vastas reservas mineras congoleñas de diamantes, oro, cobre, cobalto y tungsteno.
Unos 5 millones de personas murieron antes de la conclusión de la segunda guerra en 2003. Pero gran parte de la lucha y la anarquía han continuado en la competencia por los minerales en el inestable este del Congo, incluso las minas de oro que soldados y grupos armados usan para comprar armas y conquistar el poder