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Autor Tema: El colapso petrolero mundial, una razón suficiente para salir del petróleo...  (Leído 260 veces)

OCIN

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Por...  Miguel Valencia 




Desde hace algunos años está a la vista de todo mundo el auge de un conjunto de actividades energíéticas en el mundo: la extracción de petróleo en aguas profundas, la extracción de gas shale por medio de la perfeccionada tecnologí­a del fracking en EUA, la extracción de petróleo en las arenas bituminosas (tar sands) de Alberta, Canadá. Tambiíén, están a la vista de quien quiera confirmarlo, otras áreas de la energí­a en auge, como: la construcción de centrales nucleares, los proyectos de extracción de petróleo en zonas que tienen alta vulnerabilidad ecológica (el írtico, la selva amazónica), la producción de agrocombustibles  a partir de caña de azúcar, maí­z y otras plantas, la generación de electricidad por medio de grandes instalaciones eólicas. ¿Quíé significa el auge de este conjunto de actividades energíéticas en los últimos años? ¿Quíé ha sucedido en los asuntos petroleros para detonar estos freníéticos crecimientos industriales? Por otra parte ¿Por quíé se embarcan en estos años los gobiernos y los bancos internacionales en actividades tan novedosas como estas que por otra parte son de tan alto riesgo de catástrofe y/o tan elevados costos sociales, ambientales y económicos? Evidentemente, sucede algo muy importante en los asuntos energíéticos mundiales que desconoce la opinión pública y que preocupa mucho a los gobiernos, los bancos, los grandes empresarios y sus expertos: los lí­mites que fija la Tierra a las locuras de los poderosos: se acaba el petróleo de bajo costo de extracción: inicia una nueva era, la era del Petróleo Extremo.  ¡Claro!, quieren guardar muy bien el secreto al afirmar vehementemente lo contrario. En estos casos, la mentira es lo habitual en ellos.
 
La entrada del Petróleo Extremo o petróleo y gas de alto costo de extracción, es consecuencia de  un colapso petrolero ligado a la geologí­a que dura ya algunos lustros, que puede durar todaví­a algunos lustros y que tiene repercusiones trascendentales. Implica, como lo hemos podido confirmar en este siglo, la decadencia del petróleo y gas convencional y el auge- poco duradero -del petróleo y gas no convencional. El gas y el petróleo no convencionales han demostrado que tienen  muy poca solidez, ya que los pozos se agotan con rapidez o tienen altos riesgos de desastre: son burbujas energíéticas. El colapso petrolero desata guerras por el petróleo convencional(Irak, Afganistán, Libia, ¿Irán?),  niveles históricos de los precios del petróleo ( 158 dólares el barril, junio de 2008), crecientes costos de la gasolina y la electricidad; grandes crisis financieras (2008-2009), económicas (2009-2013), sociales (Indignados, Occupy Wall Street, Grecia, Portugal, Egipto, Turquí­a, Canadá, Brasil, SME, Movimiento por la Paz, con Justicia y Dignidad, Detroit),catastróficos derrames petroleros  en el mar (Deepwater  Horizon, BP, Golfo de Míéxico); decenas de miles de comunidades afectadas en EUA, Canadá, Australia, por las contaminaciones generadas por los pozos de gas shale que operan por fractura hidráulica; devastación de la cuenca del rí­o Athabasca (H2Oil) en Canadá, por la extracción de crudo en arenas bituminosas; entre otros grandes desastres. En suma: se instala ya en el mundo una gran inestabilidad social, económica y polí­tica. En los próximos años se pueden multiplicar estas calamidades y aparecer nuevos tipos de calamidades. Terminan las certidumbres económicas y polí­ticas de la era del Petróleo Barato.
 
El petróleo es el soporte de la modernidad que tenemos a la vista: el agua entubada y embotellada; los alimentos, vestimentas, aparatos, equipos, exhibidos en las tiendas; las estufas, refrigeradores, lavadoras, radios, televisiones, computadoras, autos, en nuestras casas; la iluminación en las casas y en las calles; las pinturas, detergentes, insecticidas, limpiadores en casas, oficinas e industrias; el papel, plástico, vidrio, metal, madera, empaques y embalajes por todos lados;  las viviendas, edificaciones, torres, calles, avenidas, ví­as rápidas, distribuidores viales, segundos pisos en ciudades y pueblos; los camiones, autobuses, Metro, Metrobuses; las clí­nicas, hospitales, escuelas, oficinas, hoteles, centros comerciales; las carreteras, puentes, túneles, puertos, aeropuertos, industrias, trenes, aviones, barcos; las estaciones de radio, televisoras, artistas, periodistas; los míédicos, abogados, ingenieros, arquitectos, profesores, investigadores; los policí­as, comandantes, marinos, soldados, tenientes, coroneles, generales; el armamento, las bases militares; los empleados y funcionarios públicos, jueces, magistrados, diputados, senadores, embajadores, ministros, presidentes; los dólares, los euros, los pesos, y los empresarios y financieros internacionales; los traficantes de armas, drogas o personas; los sicarios y menudistas. Todo esto depende de la duración del Petróleo Barato.
 
El objetivo central de la reforma energíética deberí­a ser el establecimiento de las maneras de lograr en los próximos años una reducción radical en la extracción, importación, exportación y consumo interno de gas y petróleo. El colapso petrolero mundial abre desde hace algunos años la posibilidad de que en los próximos años los alimentos no lleguen a las tiendas de nuestras colonias, ejidos, pueblos a causa de disparos en los precios de las gasolinas y la electricidad; de que la gasolina quede racionada en algún momento; de que tomen el poder polí­ticos cada dí­a más colaboracionistas con las potencias cercanas (Salinas de Gortari, Zedillo, Fox, Calderón, Peña Nieto), de que se establezcan medidas de excepción o golpes de estado; de que EUA ocupe  militarmente paí­ses como Míéxico o Venezuela.   Todo esto puede significar mucho sufrimiento y muerte, si no salimos voluntariamente del consumo de petróleo antes de que seamos obligados a ello por las circunstancias. Es indispensable actuar ya para reducir los enormes riesgos que implica la situación energíética que vivimos. El colapso petrolero mundial es una razón suficiente para salir del petróleo. 


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...