Por... JACK GILLUM y CHET BROKAW
Robert Malsam casi se va a la quiebra en los años 80 cuando el maíz estaba barato. Así que ahora, cuando los precios son elevados y finalmente puede sacar ganancias, no va a disculparse por usar tierras de pastizales para sembrar maíz.
En todas las Dakotas y Nebraska, más de 405.000 hectáreas (1 millón de acres) de tierras de las Grandes Planicies se han dedicado al maíz en momentos que los agricultores transforman grandes extensiones de lo que en otra íépoca fue el trasfondo de los pioneros estadounidenses.
Esta ampliación del Cinturón del Maíz es alimentada en parte por las políticas de energía verde del país, que exige a las compañías petroleras añadir miles de millones de litros de etanol de maíz a la gasolina que refinan. En 2010, el combustible se convirtió en el uso principal del maíz, que mantuvo en 2011 y 2012 y perdió por estrecho margen este año. Eso ayuda a mantener los precios elevados.
"No es difícil sacar las cuentas para saber que sembrados rinden más", dijo Malsam. "Creo que una planta de etanol es amiga de los agricultores".
Sin embargo, lo que el programa de energía verde ha hecho rentable está lejos de tener sentido ambiental. Una política creada para reducir el calentamiento global impulsa prácticas agrícolas que pudieran empeorarlo.
Eso se debe a que arar los pastizales libera dióxido de carbono de la tierra. Tambiíén aumenta la erosión y obliga al uso de fertilizantes y otros productos químicos, lo que a su vez destruye planas autóctonos y elimina el hábitat de la vida natural.
La práctica pareció tan dañina que los científicos advirtieron que la política de dedicar sembrar tanto maíz para producir etanol fracasaría como estrategia contra el calentamiento global si se sembraba tanta tierra virgen.
El gobierno del presidente Barack Obama alegó que eso no sucedería. Pero la administración no estableció una forma de supervisar si eso sucedía o no.
Y sucedió.
Más de 450.00 hectáreas de pastizales se han perdido desde que el gobierno federal comenzó a exigir que se agregara cantidades cada vez mayores de etanol a la gasolina, concluyó un análisis de The Associated Press tras estudiar información de satíélite. Terrenos que eran praderas o pastizales hace siete años ahora están sembrados de maíz y soya.
Eso se agrega a los 2,3 millones de hectáreas (5 millones de acres) de tierras cultivables que se habían separado con fines de conservación —más que el área de los parques nacionales de Yellowstone, Everglades y Yosemite juntos— que han desaparecido desde que Obama asumió el cargo.
En Dakota del Sur, más de 150.000 hectáreas de pastizales arados para dedicarlos a la siembra desde 2006. En el Condado Edmunds, una comunidad rural a dos horas de camino al norte de la capital, Pierre, por lo menos 17.000 hectáreas de praderas se han convertido en campos de cultivo, uno de los mayores cambios en la región.
Malsam tiene una granja familiar de 3.300 hectáreas allí, donde cultiva maíz, soya y trigo, y alquila el resto para pastizales. Todos los años convierte otras 65 hectáreas a tierra de cultivo.
Los productos químicos matan la hierba. Las máquinas sacan las piedras. Y entonces los tractores la aran tres veces como preparativo para la siembra.
Entre los campos de maíz y soya todavía queda algo de praderas, donde el ganado pasta. Y lagunas naturales de varios tamaños están llenas de patos, gansos pelícanos y garzas.
Pero en un radio de menos de dos kilómetros de la finca de Malsam, muestra la información satelital, más de 121 hectáreas de tierra virgen ha sido convertida en plantaciones de soya y maíz desde 2006.
Por su parte, Nebraska ha perdido por lo menos 336.000 hectáreas de pastizales, un territorio mayor que las ciudades de Nueva York, Los Angeles y Dallas combinadas.
"Es bueno ver a los granjeros ganar dinero. No siempre ha sido así", dijo Craig Cox, del grupo ambientalista Environmental Working Group. Cox defiende la producción de energía limpia pero se opone al mandato del etanol. "Si vamos a presionar así la tierra, tenemos que mejorar la conservación al mismo tiempo, y eso es no que no está sucediendo", dijo.
Jeff Lautt, director general de Poet, que opera refinerías de etanol en todo el país, incluso en Dakota del Sur, dijo que los granjeros son los que deciden cómo usar sus tierras.
"Es un mercado abierto y los granjeros tienen la libertad de usar sus tierras hasta el extremo que crean necesario para ganar dinero o para cualquier otro propósito que consideren apropiado", dijo.
Pero Chris Wright, profesor de la Universidad Estatal de Dakota del Sur y quien ha estudiado la conversión de tierras, dijo: "La conversión para propósitos de conservación debe comenzar ahora mismo, antes de que se convierta en un problema serio". Wright revisó la metodología de la AP para determinar la conversión de tierras.
El análisis de la AP se basó en información de satíélites del gobierno para contabilizar cuánta tierra virgen existía en 2006 en cada condado, y la comparó con las imágenes correspondientes de 2012.
La información del Servicio de Geología de Estados Unidos y el Departamento de Agricultura identifican los campos de maíz y soya. Eso permitió a la AP determinar quíé terrenos de pastizales se habían convertido en sembradíos.
Para llegar a este estimado conservador de 485.000 hectáreas perdidas, la AP excluyó pastizales que fueron apartados por el Programa de Reserva de Conservación del gobierno, en que se permite que terrenos dedicados a los cultivos regresen a su estado natural. La AP usó secciones de 0,2 hectáreas y restó los pequeños terrenos que se han dedicado al maíz.
El precio del maíz ha aumentado más del 100% en los años transcurridos desde que el Congreso aprobó el mandato de etanol en 2007. Malsam dice que ahora los agricultores pueden ganar unos 500 dólares por 0,4 hectárea plantada de maíz. Su granja se ha vuelto rentable en los últimos cinco años, lo que ha permitido que íél y su esposa, Theresa, construyan una nueva casa en sus terrenos.
Pocos kilómetros al sur, las señales de los límites del poblado indican que tiene sólo 324 habitantes. Pero el lugar, que depende en parte de ingresos como el de Malsam, tiene una escuela, un restaurante, un banco, una tienda de víveres y un distribuidor grande de maquinaria agrícola.
Kaleb Rodgers, gerente del distribuidor, dijo que el auge de la agricultura ha ayudado al pueblo y a su negocio a prosperar. El negocio, que tiene 28 empleados, vendió el año pasado una docena de combinadas, que cuestan unos 300.000 dólares cada una, además de 60 tractores de entre 100.000 y 300.000 dólares, dijo.
"Si no hubiera agricultores, no tendríamos una comunidad. No tendríamos negocios. Yo no estaría aquí. No pudiera alimentar a mi familia", dijo Rodgers. "Pienso que el etanol es algo muy bueno".