La recuperación económica –se asegura desde el Gobierno y las grandes empresas del Ibex– está a la vista. Pero no será ni mucho menos porque se haya suavizado el racionamiento del críédito. Al contrario.
Los datos que ayer publicó Eurostat ponen de relieve que el flujo de críédito continúa cayendo de forma intensa. Hasta el extremo de que España es el país de la Unión Europea (UE) en el que más ha descendido. En concreto, un 10,5% en 2012 respecto del año anterior. Si el análisis se hace sobre los datos más recientes, la conclusión es que el críédito al sector privado (tasa deflactada para evitar el impacto de los precios) está descendiendo a un ritmo del 8,8%. En el críédito concedido a personas físicas, según datos del Banco de España, se observan caídas incluso más intensas en el destinado a fines distintos a la adquisición de viviendas (-13,5%).
El ajuste ha sido tan agudo que el segundo país con peor comportamiento del críédito fue Grecia a cierta distancia (-6,8%), por delante de Hungría (-6.1%) y Portugal (-5,4%). En total, en catorce países de la UE el flujo de críédito fue positivo, lo que refleja la fragmentación de los mercados financieros. Con razón el gobernador del Banco de España, Luis Linde, dijo ayer en Barcelona que “es probable que el críédito al sector privado, a nivel agregado, tarde todavía algún tiempo en alcanzar tasas positivasâ€.
Los datos de Eurostat forman parte del análisis que anualmente hace la Comisión Europea sobre los desequilibrios macroeconómicos de la región, y ponen negro sobre blanco que mientras unos países se financian más barato que nunca, otros tienen cerrado el acceso al críédito aunque sea pagando tipos de interíés más elevados.
Márgenes y refinanciaciones
La importancia de este desequilibrio es máxima debido a que en los próximos cinco años, como sostiene un informe publicado ayer por Moody's, las pymes españolas –junto a las italianas– serán las que tengan que afrontar mayores refinanciaciones, lo que las hace “vulnerables†a la oferta de críédito. Moody's recuerda que la caída de márgenes en las pequeñas y medianas empresas hace más difícil devolver los críéditos. Y en concreto, la agencia de calificación de riesgos estima que se verán obligadas a refinanciar el 71% de su deuda entre 2014 y 2018, por encima del 63% en el caso de Italia.
La causa de este fenómeno tiene que ver con el hecho de que las pymes españolas se han visto forzadas a refinanciarse a corto plazo –en lugar de a medio o largo plazo– en un contexto extremadamente difícil, lo que explica su mayor exposición al riesgo. Teniendo en cuenta, además, que han tenido que soportar tipos de interíés más elevados que sus competidores europeos.
La salida que encuentra Moody's para resolver esta situación es acudir a la financiación no bancaria, en línea con lo que están estudiando tanto los Gobiernos nacionales como la Comisión Europea. Y en este sentido, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) tendrá un papel significativo que jugar.
Una de las razones que pueden explicar el racionamiento del críédito en España –mucho más pronunciado en las entidades nacionalizadas– tiene que ver con la persistencia de altos niveles de morosidad que restringen la oferta.
Como recuerda el economista Julio Rodríguez, aunque existen notables disparidades por sectores, lo cierto es que los impagos representan el 31,1% del críédito concedido en actividades inmobiliarias, mientras que en la construcción es del 29%. La morosidad tambiíén es extraordinariamente elevada en Hostelería (19,8%) Comercio y Reparaciones (13,1%), Agricultura y Pesca (11,8%) e Industria (11,4%). Por el contrario, en operaciones destinadas a la compra y rehabilitación de viviendas se sitúa en el 5,2%. O lo que es lo mismo, la morosidad de las familias por la compra de su casas asciende a 31.916 millones. La tasa de impagos es históricamente muy elevada, pero representa todavía menos de la mitad que en el caso de las empresas.
Comprar y vender deuda pública
Otro factor influye en las restricciones al críédito. Un estudio de AFI (Analistas Financieros Internacionales) ha estimado que un críédito concedido al 5,2% supone en realidad un resultado neto para el banco de 0,96 puntos porcentuales, asumiendo un coste de financiación equivalente a 1,4 puntos. Es decir, por debajo de lo que hoy se puede lograr comprando y vendiendo deuda pública y con el inconveniente de que el críédito consume capital en unos momentos en los que la banca está reforzando sus niveles de solvencia.
Para hacerse una idea de lo que ha caído desde el comienzo de la crisis la concesión de críéditos (pese a que el ICO ha aumentado su cartera de príéstamos hasta los 27.309 millones), hay que tener en cuenta que supone apenas la tercera parte de los niveles existentes en 2007. O expresado en otros tíérminos, entre el primer semestre de 2008 y el primero de 2013, el volumen medio trimestral de efectos comerciales se ha reducido a la mitad. En el caso del críédito a construcción e inmobiliarias, el descenso es del 44%, mientras que en la industria la caída es del 22%.
Y nada indica un cambio radical de tendencia. El gobernador Linde, de hecho, dijo ayer que los recursos financieros deben fluir hacia los agentes económicos “que están en una posición sólida para acometer proyectos viables de gasto, de inversión y de contrataciónâ€.