La simpatía está muy bien, pero los intereses son los intereses. Si una cosa ha reflejado el viaje a Israel de Artur Mas es la afiliación prosionista que desprende el actual equipo de la Generalitat, pero tambiíén el distanciamiento del lobby de empresarios judíos de Cataluña respecto al proyecto soberanista que se impulsa desde Plaza Sant Jaume. Y es que la proximidad ideológica está muy bien, pero los intereses de estos empresarios son otros y no acaban de encajar con la tensión política que se está despertando entre Cataluña y el resto de España.
Así, ni el publicista Lluis Bassat (Tiempo BBDO), ni el hombre más rico de Cataluña, Isak Andic (Mango), ni los herederos de Daniel Carasso (accionistas minoritarios de Danone) –sólo por poner los ejemplos más significativos– han participado en el viaje de Artur Mas a Israel. Sí le han acompañado el alcalde de Barcelona, Xavier Trias, y el conseller de Economía, Andreu Mas-Colell, en busca de la tierra prometida tecnológica, ya que se ha querido resaltar la apuesta por el desarrollo de las comunicaciones como leitmotiv empresarial de la jornada.
Excepto la presencia de HP, el resto de las 25 empresas que han acompañado a la delegación de la Generalitat por Tierra Santa son pequeñas firmas poco conocidas, muchas de ellas consultoras como TMTC-Tech, Cast Info, SA, DSI Lleida, SL, Ecija, MASS Factory, Nodus App Mobile S.L, Ilimit, Other Side Mirror, Ability Pharmaceuticals, SL, SCYTL, TAB, DOXA Innova & Smart, RCD, AXIS, Cronos Group, Cloudgrup, Iseebcn, Goldemar, INCUBIO y Viclone, entre otras.
Ni siquiera han participado los responsables de Iberpotash, la mayor inversión industrial en marcha en este momento en Cataluña, si bien el presidente catalán visitó la sede de la empresa ICL, matriz del grupo y una de las mayores multinacionales israelíes. Una inversión de 600 millones en Súria bien se lo valía. Pero el máximo directivo del grupo en España es Josíé Antonio Martínez del ílamo, sin orígenes semitas y simplemente un profesional de lo suyo.
La ausencia de Andic es la más significativa. Sobre todo porque Mango tiene 18 tiendas en Israel, y va por el negocio, más allá de su fluida relación personal con Artur Mas. Un día vincula su marca a la ciudad de Barcelona, como ha hecho, y otro se convierte en paladín de la moda española en todo el mundo, como tambiíén ha conseguido. Isak Andic, como La Caixa y el resto de grandes empresarios catalanes, nunca se ha pronunciado ni a favor ni en contra de la independencia de Cataluña. Y de su judaísmo, y el de su hermano Nahman lo más que se puede decir es que son muy pragmáticos. Ejemplo: Mango cuenta con siete tiendas franquiciadas en Irán, el país más antisionista del mundo.
Israel como modelo
El propio Artur Mas ha puesto estos días la independencia de Israel, conseguida en 1948, como modelo para Cataluña y sus objetivos nacionales, obviando las cinco guerras que le ha costado al Estado judío desde entonces. De modo que se ha hablado mucho de simpatía con Israel, pero las personalidades judías han brillado por su ausencia. Se alude al posicionamiento de Andreu Mas-Colell, conseller de Economía, tambiíén presente en el viaje. Pero Mas-Colell no es judío, aunque sí lo sea su esposa.
Escuadrón mediático
Las simpatías de Cataluña por el Estado de Israel y su más que discutible política internacional se extienden sobre todo al entorno intelectual más nacionalista. El historiador Joan B. Culla, el sociólogo Salvador Cardús, el escritor Vicení§ Villatoro y la periodista Pilar Rahola son la vanguardia de esta intelligentsia filoconvergente fascinada por el sionismo. Pero tampoco ninguno de ellos es judío, más allá de la cercanía ideológica.
Curiosamente se produce la paradoja de que el debate en Cataluña juega alrededor del denominado derecho a decidir. Un derecho que desde el punto de vista de Artur Mas y su Gobierno al parecer es indiscutible para los catalanes pero no tanto para otras minorías sin estado propio, como los territorios palestinos de Gaza y Cisjordania. De hecho, Mas ha evitado reunirse con cualquier representante palestino para no contrariar al Gobierno israelí. Paradojas de la política, ya sea la internacional o tan local como la de la propia Cataluña.