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Autor Tema: Ofensiva de los grandes fondos para forzar mejoras en la retribución al  (Leído 82 veces)

Eguzki

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Han llegado para quedarse, porque cada vez son más, y más activos. Se trata de los proxy advisors o inversores activistas, una especie en claro desarrollo, nacida en Estados Unidos, pero con creciente presencia en Europa, que amenaza con cambiar la forma de actuar e incluso la naturaleza de los consejos de administración de las compañí­as cotizadas.

Al menos, contra eso advierte un estudio publicado por el bufete Linklaters y elaborado por la firma de investigación de mercado Activist Insight, que advierte sobre el mayor protagonismo que están adquiriendo los inversores institucionales, un poder que están trasladando desde la Junta General hacia el consejo de administración.

De hecho, la principal reivindicación de estos fondos, que en el pasado centraron sus esfuerzos en vetar las remuneraciones excesivas de algunos directivos, está derivando hacia el ansia de ocupar un sillón en el máximo órgano de las compañí­as en las que invierten, con el objetivo de defender su dinero en el núcleo donde se toman las decisiones y se define la estrategia.

Según el estudio de Linklaters, desde 2000 se ha doblado el número de activistas con una estrategia definida y, en el último año, íésta ha girado en la dirección de ejercer una mayor presión en las empresas para que íéstas usen el efectivo de sus balances para la recompra de acciones, la distribución de dividendos especiales y las adquisiciones de otras firmas.

Dicho de otro modo, los grandes fondos están en plena ofensiva de mejorar su retribución como accionistas, ya sea elevando el precio de los tí­tulos ví­a adquisición de autocartera o ví­a reparto de dividendo. En cualquier caso, lo que no están consintiendo es que haya dinero ocioso en caja en un momento en el que, además, se puede comprar a precios muy atractivos despuíés de siete años de crisis económica.

Cambio de tercio para los consejos

“En España no existe tradición de accionistas minoritarios interfiriendo o presionando directamente a los consejos de administración de sociedades cotizadas; ya que el activismo de determinados accionistas e inversores se ha producido más bien en torno a las juntas generales”, señala Sebastián Albella, senior partner de Linklaters en España. “Sin embargo -añade-, en estos momentos se está produciendo un significativo aumento del activismo; está claro que ciertos inversores quieren hacer presente su poder en temas clave de las empresas”.

Sólo en lo que llevamos de año, el informe ha detectado 323 campañas por parte de los inversores activistas, lo que supone un aumento del 88% sobre las 172 identificadas en todo 2010. Estados Unidos sigue siendo el paí­s con más actuaciones de este tipo, y tambiíén el que más crece, un 80% en los últimos tres años, pero le va a la zaga Europa, ya que en el Viejo Continente tambiíén se advierte un fuerte incremento del 62% en el número de acciones.
De forma general, la presión que los inversores han ejercido este año sobre los miembros de los consejos de administración queda patente en el dato de que se haya doblado el número de campañas para destituir a consejeros delegados u otros miembros del consejo en 2013 con respecto a 2010, un movimiento que alcanzó su clí­max en 2012 cuando se disparó un 237% el número de iniciativas dirigidas a lograr este objetivo, respecto a 2011.

Sin embargo, lo que realmente subyace del informe es que estos inversores están cada vez más inclinados a ejercer su poder en beneficio de su propio bolsillo, ya que en el último año se han duplicado las campañas dirigidas a elevar la remuneración del accionista y se ha incrementado un 37% el número de acciones dirigidas a forzar la compra de acciones propias. En cambio, se ha reducido a menos de la mitad el número de actuaciones dirigidas a vender la empresa.

Charles Jacobs, socio de Linklaters en Londres, advierte de que “por lo general, las grandes compañí­as están preparadas para reaccionar ante intentos de OPA o tomas de participaciones relevantes más o menos hostiles, pero deben mejorar sus mecanismos de respuesta ante la aparición de activistas en su accionariado”.

En conjunto, sumando todo tipo de iniciativas, el estudio concluye que desde 2010 los activistas han aumentado un 129% sus acciones sobre las grandes empresas cotizadas, ya que el informe se ha centrado en sociedades con una capitalización superior a los 2.000 millones de dólares. “Quedan pocas empresas grandes que aún sean inmunes a actuaciones de inversores activistas, pertenezcan al sector al que pertenezcan", advierte Charles Jacobs.