Ha sido y es uno de los argumentos que con mayor insistencia y más intensidad ha repetido Carlos Gila, consejero delegado de Panrico, para justificar el durísimo plan de ajuste que su equipo ha diseñado para intentar devolver a la rentabilidad al fabricante de Donuts y Bollycao.
Fuentes sindicales aseguran a Cinco Días , “desde el primer momento teníamos claro cual debía ser la respuesta precisa al argumento de la empresa de que Panrico se había convertido en una compañía insostenible por la elevada carga salarial y por una estructura de costes que la impedía competir con las marcas blancasâ€.
“De acuerdo, asumamos que cobramos más que la competencia. Es cierto que las marcas blancas nos están cerrando el mercado. Ayudemos a la empresa en ese empeño, pero condicionemos la ayudaâ€, aseguran las fuentes consultadas. Desde el primer momento en la mesa de negociación los representantes de los trabajadores han dejado claro que una condición ‘sine qua non’ para llegar a un acuerdo es un compromiso formal y claro por parte de la empresa de que el porcentaje que finalmente se pacte de rebaja salarial media (actualmente la propuesta de la empresa está entre un 20 y un 25%) se deberá trasladar íntegramente a precios.
“Si no es así, no tiene sentido el esfuerzo. Si la empresa defiende que no es competitiva y los trabajadores con su esfuerzo le ponen en las manos un arma para competir, la ha de usar. Y queremos que la use para asegurar que Panrico tiene una oportunidad de buscar viabilidad y lograr valor. De ninguna forma vamos a aceptar que la empresa utilice nuestro dinero para cualquier otro fin que no sea afrontar el principal argumento que ha utilizado para defender que en Panrico sobran 750 trabajadores y que los que se queden deben cobrar un 25% menos de lo que cobran actualmenteâ€.
Envite
Y Panrico ha aceptado el envite. Sin querer desvelar la estrategia de negociación que sigue y sobre todo teniendo en cuenta que la competencia está muy pendiente del acuerdo final que se alcance, la empresa se ha comprometido fehacientemente con el comitíé de empresa a bajar precios.
Aunque, como no podría ser de otra forma, se reserva el momento, la cuantía y las zonas en las que por interíés comercial le interesa modificar la variable del precio de los Donuts y los Bollycaos. “Por supuesto que bajaremos precios. Es más, necesitamos poder bajarlos para tener futuro, y lo haremos, sin dudarlo, en cuanto podamos. Donuts no puede costar un 200% más que lo que cuestan las marcas competidorasâ€, aseguran fuentes no oficiales de la compañía.
En realidad detrás de la propuesta sindical se esconde, de acuerdo con las fuentes citadas, una profunda desconfianza en relación con las verdaderas intenciones a corto y medio plazo que la compañía de capital riesgo Oaktree, puede tener sobre el futuro de Panrico y sus marcas. Un aclarado de la carga salarial como el que pretende el equipo directivo pondría la guinda a una empresa ya muy saneada, desde el punto de vista financiero, en la que se podría maximizar el valor de sus marcas vendiíéndolas en el mercado al mejor postor.
El argumento no puede ser más demoledor, “el dinero tiene que ir a donde hace falta. Y en Panrico no parece hacer falta más tecnología, no hace falta construir marcas —las tiene más que reconocidas— y su red de distribución pasa por ser una de las más capilares del sectorâ€.
El ahorro salarial tiene que asegurar que la plantilla que se quedará en Panrico, una vez aceptado el plan laboral, pueda ver el futuro con cierta tranquilidad y que Donuts y Bollycao pueden volver a competir de tú a tú con la marca blanca en precio.
Marca blanca que, por otro lado, será una de las patas de negocio en las que a partir de ahora Panrico pretende acudir para buscar más rentabilidad.