Era sólo cuestión de tiempo. El reloj del fabricante de electrodomíésticos Fagor se paró ayer despuíés de que la compañía presentara la solicitud del concurso de acreedores tanto para su matriz como para su filial irlandesa en el juzgado de lo mercantil número 1 de San Sebastián. La medida, con la que se sigue los pasos a las sociedades del grupo en Francia y Polonia, que ya están en suspensión de pagos, supone el inicio de la vía legal para llevar a cabo la liquidación de la empresa.
Fagor estima que su caída tendrá un impacto para la Corporación Mondragón de unos 1.000 millones de euros, según han confirmado fuentes de la cooperativa. De hecho, un estudio elaborado por Uría & Meníéndez para el fabricante, al que ha tenido acceso este diario, advierte ya de que su liquidación desordenada tendrá un coste cuantificado en 480 millones de euros. El problemas es que tambiíén hay una serie de daños colaterales aún no cuantificados que, de acuerdo con las fuentes consultadas, pueden alcanzar, al menos, otros 500 millones de euros más.
Tras la declaración del concurso de acreedores, la mutua Lagun Aro tendrá que pagar al menos dos años de desempleo a los 1.700 socios de Fagor, lo que arroja una factura de 220 millones. Para hacer frente a estos pagos, los 30.000 socios de Lagun Aro verán incrementarse sus cuotas para el sistema de cobertura al desempleo. El presidente de Mondragón, Txema Gisasola, dijo que podrán recolocar o prejubilar entre 1.00o y 1.200 trabajadores en los próximos años.
A su vez, la sociedad Mondragón Inversiones deberá realizar una dotación de 140 millones de euros por las participaciones que tiene en las filiales de Polonia y Francia, del 30 y del 17%, respectivamente. A eso hay que sumar, otros 50 millones de príéstamos intercooperativos y 70 millones de euros que se concedieron el pasado mayo.
Pero las consecuencias del concurso de Fagor van mucho más allá, lo que puede disparar el coste final para la Corporación. El informe de Fagor alerta de que habrá un cambio en las relaciones con las entidades financieras y las aseguradoras.
La principal afectada, en este punto, podría ser Eroski, con una deuda de más de 2.500 millones de euros y píérdidas acumulada en los últimos años de otros 435 millones más.
El estudio advierte tambiíén de que "habrá una retirada de fondos de cooperativistas" y una desconfianza en la capacidad de apoyo al desempleo de Lagun Aro, además de "una crisis de confianza en el propio modelo cooperativo" y "episodios de grave de agitación social".
Otra consecuencia directa será la caída de otras cooperativas que son proveedoras de Fagor y con las que ya tiene deudas vencidas que no han podido ser pagadas. Según el balance de la compañía, en agosto de 2013, el grupo tenía una deuda ya vencida de 65 millones de euros, que al final de año se elevaría hasta los 119 millones de euros. Fagor suma un pasivo financiero de 1.073 millones y además deja atrapados a miles de ahorradores, que invirtieron 185 millones en Aportaciones Financieras Subordinadas de la firma.
Pero lo más grave es que no sólo es Fagor la que cree que hay un riesgo sistíémico. Tanto en el Gobierno vasco como en el español existe tambiíén una gran preocupación ante un posible efecto dominó en el resto de la Corporación Mondragón, que se negó a inyectar los 170 millones que le pedía Fagor para poder acometer un plan de viabilidad.
La empresa se encontraba en situación de preconcurso de acreedores desde el pasado 16 de octubre, ante las dificultades para lograr liquidez y desde entonces tiene sus trece fábricas en todo el mundo completamente paralizadas. Su director general, Sergio Treviño, había admitido ya que la presentación del concurso le abocaría a la liquidación.
El juez del concurso, el magistrado Pedro Josíé Malagón, debe asignar uno o dos administradores concursales debido a la envergadura del expediente. Al parecer, un administrador será nombrado a instancia de la CNMV, dado que Fagor es emisor de deuda subordinada.