Los inversores cortos o bajistas, aquellos que se posicionan en un valor con la expectativa de sacar tajada de futuras caídas de su cotización, han vuelto a incrementar su presencia en el capital de 19 compañías españolas, entre las que destacan de forma significativa las cadenas hoteleras NH Hoteles y Meliá Hoteles. Según los datos recogidos por la Comisión Nacional del Mercado de Valores, correspondientes a las dos últimas semanas, estos inversores han puesto su foco en estas dos compañías, incrementando su presencia en 1,66 puntos porcentuales y en 0,94 puntos porcentuales, respectivamente.
La asfixia a la que están sometiendo los bajistas a estas dos compañías se hace todavía más evidente al ampliar el plazo temporal. En el caso de Meliá, es el valor que tiene mayor exposición a los osos (como se conoce en el argot a estos inversores) al ostentar un 8,35% del capital. Esta cuantía no ha dejado de crecer desde mediados del pasado mes de julio y se sitúa en máximos históricos. Las cosas no son mejores para NH Hoteles. Hace apenas un mes el valor no estaba expuesto a los bajistas y hoy ya cuentan con un 2,33% tras subir 1,66 puntos porcentuales en los últimos quince días.
La presencia de los cortos no se limita a estas dos compañías. Tambiíén es palpable el incremento de posiciones que se produce en Sacyr, donde pasan del 0,54% al 1,14%; y en Banco Sabadell (del 1,36% al 1,97%). La entidad catalana es el único banco donde crece la presencia de estos inversores que, no obstante, mantienen un 0,2% en Santander, sin variaciones respecto a la última lectura.
Entre el resto de firmas donde crecen sus posiciones destaca Abengoa (del 1,05% al 1,33%), Dia (del 0,3% al 0,49%), Ebro (0,24% a 0,45%), Mediaset (2,12% al 2,58%) y Viscofan (del 0,86% al 1,3%).
Se mantienen en Telefónica
Otro aspecto reseñable es la presencia de estos inversores en Telefónica. Ni han aumentado ni se han reducido pero el hecho de que mantienen el 0,2% que suscribieron en la última lectura ya es reseñable. Los cortos entraron por primera vez en el operador el pasado mes de abril para batirse en retirada apenas quince días despuíés. En esta ocasión, se mantienen por segunda quincena consecutiva, algo que hasta ahora no había sucedido.
Destacada es tambiíén la retirada que han tenido en el capital de BME (donde pasan del 4,14% al 2,99%) en las semanas en las que el Banco de España escenificó su salida del capital de la sociedad rectora de los parquíés españoles al vender un 5,33%. Los zarpazos de los osos se han rebajado por cuarta quincena consecutiva. A mediados de septiembre contaban con un 5,7% del capital en su haber.
Entre el resto de valores que más ven rebajada su presión figuran Repsol e Inditex, de donde salen por completo tras mantener un 0,21% y 0,2%, respectivamente. En el caso de Jazztel caen del 0,61% al 0,39% y en el de Acerinox, del 5,05% al 4,8%.
Otra forma de invertir
Las posiciones cortas o bajistas representan una opción más que tienen a su alcance los inversores para operar en bolsa. A diferencia de las posiciones alcistas o largas –más habituales-, en las que los inversores ganan cuando compran a un precio y venden luego a otro más alto, en las bajistas o cortas las ganancias se producen cuando el precio de las acciones cae.
La clave reside en adelantarse a ese descenso tomando prestados en el mercado títulos de esa empresa que son propiedad de otro accionista. Por ese príéstamo, el bajista le pagará a ese accionista unos intereses en concepto de alquiler temporal. En cuanto las tiene en su poder, el inversor bajista vende esas acciones que ha tomado prestadas a la espera de que en el futuro caigan. Si eso ocurre, las recompra a un precio más barato, con lo que se embolsa la diferencia entre el precio de venta inicial -más alto- y el precio de recompra posterior -más bajo-. Parte de esta ganancia será empleada por el inversor bajista para pagar los intereses por el alquiler de las acciones; el resto será su beneficio. Por su parte, al tíérmino de la operación el accionista original volverá a tener los títulos en su poder y se habrá llevado el importe de ese alquiler -los intereses-.
En todo este proceso, el inversor a corto está asumiendo el riesgo de que su intuición no se vea premiada. Si, en contra de lo que cree, las acciones suben, sufrirá las píérdidas correspondientes al pago de los intereses y la recompra de los títulos, para devolvíérselos al accionista, a un precio mayor