Imaginemos el futuro bajo algunos supuestos. La banca europea ya ha sido sometida a los test de estríés, sus resultados hace tiempo que se dieron a conocer. Y los líderes europeos se pusieron de acuerdo para crear el mecanismo único de resolución: la unión bancaria es plena, es un íéxito. Estamos más allá de 2015. Europa experimenta una caída de barreras financieras que ya vivió Estados Unidos en 1994. Al otro lado del Atlántico, el proceso de fusiones y adquisiciones se prolongó hasta 1998. ¿Quíé va a pasar en el Viejo Continente? ¿En quíé posición está la banca española frente a sus competidores? Las pruebas de resistencia han dejado claro a todas luces cuáles son los bancos díébiles, las presas más fáciles para los depredadores. En una primera fase, los más fuertes se comerán a aquellos que menos habilidades de supervivencia tengan en el agresivo campo financiero, siempre que íéstos mantengan algún atractivo. En una segunda fase, el partido de las fusiones se jugará entre iguales, aunque de distintos países. Las integraciones siempre ofrecen ventajas en tíérminos de ahorros de costes y deben implicar mejoras de ingresos por la extensión de prácticas más refinadas a lo largo de toda la nueva estructura. La unión bancaria, además, brinda unificación regulatoria en diversos ámbitos. Pero el factor clave para las integraciones en el nuevo escenario que se abrirá bajo la supervisión del Banco Central Europeo (BCE) serán las sinergias de financiación. Así lo sostiene la firma de análisis Autonomous, que duda de que en los primeros años de andadura de la unión bancaria se equiparen los costes de financiación de los distintos sistemas financieros que la integran y se eliminen de inmediato las desigualdades en el coste del críédito de familias y empresas europeas. El sueño de Mario Draghi de desatascar el mecanismo de transmisión de la política monetaria hacia la economía real se producirá con la unión bancaria, pero será a travíés de las integraciones, según la hipótesis que plantean estos analistas. Bancos españoles e italianos de mediana capitalización La firma prevíé que se desate una ola de fusiones financieras para sacar el máximo rendimiento a los menores costes de financiación de los que disfrutan las grandes entidades de los países centrales de Europa. Y tambiíén anticipa que «algunos bancos españoles e italianos de mediana capitalización desaparecerán en el proceso», absorbidos por otros peces de mayor tamaño, radicados en países con mayores calificaciones crediticias. En este escenario, apunta a Bankia, Sabadell y Popular como bancos de países perifíéricos que podrían estar en el radar de compradores, junto a MPS, Bank of Ireland y Popolare. De hecho, incide en que muchos bancos de los países perifíéricos de Europa aún sostienen en gran medida su margen de intereses con la utilización de la financiación barata del BCE, y que en algún momento tendrán que sustituir los LTROs por financiación más cara, tanto mayorista como depósitos. «Esto podría animarles a ponerse a la venta para anticiparse a la bajada de beneficios», considera. Otro de los argumentos que esgrime para sustentar su hipótesis es la edad de algunos consejeros delegados de bancos europeos, entre los que cita a los números dos de Santander y BBVA, Javier Marín y íngel Cano, respectivamente, junto a los de BNP, Sociíétíé Gíéníérale, Intesa y Deutsche. «Hay muchos banqueros que no llegan a la cincuentena o la acaban de pasar que querrán construir negocios más grandes», dice la firma, convencida de que por mucho que cambie el panorama financiero, en la banca seguirá pesando la mentalidad de manada. Y que la dirección que marcará íésta es hacia las integraciones.
