“Por ahora, noâ€. Esta es la respuesta que el equipo de gestores de Bill Gates ha dado a varios de los brokers españoles que le han ofrecido nuevas oportunidades de inversión en España tras la compra del 6% de FCC. La explicación a la negativa es que la mano derecha del fundador de Microsoft está muy descontenta con el uso político que se hizo de la primera incursión financiera del multimillonario en nuestro país.
Al día siguiente de materializar la toma de la autocartera de la empresa constructora controlada por la familia Koplowitz, a su vez fiscalizada por BBVA y Bankia, varios responsables del Gobierno se lanzaron a rentabilizar la noticia como una consecuencia de la reestructuración que el Ejecutivo de Mariano Rajoy había aplicado a la economía.
El ministro de Industria, Energía y Turismo, Josíé Manuel Soria, aseguró que la operación “pone de manifiesto que hay mayor confianza en la economía española y mayor credibilidad, y la hay además por parte de un inversor importante en el mundo, uno de los grandes empresarios del siglo XXI". “Lo valoro muy positivamenteâ€, prosiguió en un acto con la presidenta de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Elvira Rodríguez, quien dijo que “este acontecimiento es bueno para España".
Por su parte, el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, exaltó que la entrada de Bill Gates en el accionariado de FCC "ayudará a poner a España en el foco mundial" porque "cuando una de las grandes fortunas decide hacer una inversión así en España está lanzando una señal que tendrá un contagio".
La euforia tambiíén llegó a la ministra de Fomento, Ana Pastor, que en esos momentos buscaba una solución para las quebradas autopistas de peaje que construyeron empresas como la propia FCC, Sacry, Ferrovial, ACS e Isolux. “Muy buena noticia†que demuestra que “el Gobierno ha hecho los deberes y que la confianza se está recuperandoâ€, aseveró la responsable de las infraestructuras en España. “Una muestra más de la pujanza de las empresas del sector de la ingeniería civil que están trabajando ya en muchos lugares del mundoâ€, agregó.
Todo ello supone una utilización política de la operación que no ha gustado nada en Seattle (Estados Unidos), la base de operaciones de Cascade Investment y Melinda Gates Foundation, los dos vehículos de inversión que gestionan los cerca de 80.000 millones de dólares procedentes de la fortuna personal de Bill Gates. El "no" ha sido la respuesta que el equipo de Michael Larsson le ha dado a algunos de los bancos de inversión que se han puesto en contacto con ellos para analizar otras inversiones.
La contestación ha sido tan tajante que los administradores de la fortuna personal del todavía primer accionista de Microsoft no han querido ni saber de quíé tipo de operación se trataba. Ni siquiera el nombre de la empresa. Una forma explícita de expresar su malestar por el ruido mediático de la compra del 6% de FCC por 113 millones de euros.
A Larsson tampoco le gustó la obligación exigida por parte de la CNMV de tener que revelar el nombre original del comprador de esa participación, puesto que considera que en otros mercados financieros donde Cascade tiene invertido parte de su dinero no ha sido necesario identificar hasta con apellidos el destinatario último de la operación. Esta imposición le forzó a contratar los servicios del bufete de abogados Uría y Meníéndez.