En los últimos dos años la deuda pública española ha dado un vuelco en el peso que tiene cada tipo de inversor. Los extranjeros están alejados de los porcentajes superiores al 50 por ciento, que aún tenían en 2011, mientras la banca española en el mismo periodo prácticamente duplica su exposición.
Estos cambios coinciden, por un lado, por las subidas del riesgo soberano, que pusieron a España al borde del rescate, con la consiguiente huida de los inversores extranjeros y el relevo de la banca española como comprador de deuda pública.
Por supuesto, el total de deuda española en circulación, en un contexto de altos díéficit públicos, ha ido en aumento, creciendo en menos de dos años otro 21 por ciento en una espiral que se aceleró exponencialmente desde el estallido de la crisis económica.
En este tiempo tambiíén se sigue la tendencia, con la sola excepción de 2011, de una participación decreciente de las personas físicas en la tenencia de deuda española.
Así, y según los datos del Tesoro, los particulares poseen tan sólo el 0,74 por ciento del conjunto de letras, bonos y obligaciones en circulación, un porcentaje que constituye mínimo histórico.
Quedan ya muy alejados el peso, cercano al 15 por ciento, que tenían en 1995, cuando ese porcentaje representaba casi 28.000 millones de euros en deuda. Ahora, apenas tienen 4.967 millones.