El Bayern se confió demasiado pronto. Su racha de victorias consecutivas en Europa se cortó de cuajo. Creyó tener resuelto su partido ante el Manchester City en 20 minutos. Olvidó que la Champions League castiga duro las confianzas. Pellegrini había tirado de suplentes. Tuvieron la suficiente gallardía para remontar y quedarse a un gol de la primera plaza del grupo.