Por.. . ADRIANA GOMEZ LICON y KATHERINE CORCORAN
La Cámara de Diputados de Míéxico aprobó el jueves la más grande reforma energíética en 75 años que abre la industria petrolera a la inversión privada y pone fin al monopolio estatal.
Tras una tumultuosa sesión de 20 horas, la cámara baja avaló con 353 votos a favor y 134 en contra la reforma que modifica la constitución y permite al gobierno dar contratos y licencias a empresas nacionales y extranjeras para que participen en la exploración y producción de petróleo y gas.
Hasta ahora la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex) tenía el monopolio en materia petrolera.
Previamente aprobada por el Senado, el presidente Enrique Peña Nieto prácticamente logró el avance de su principal reforma de una serie de propuestas de modificaciones legales con las que busca transformar a Míéxico, la segunda economía de Latinoamíérica.
Por tratarse de una modificación a la constitución, la reforma aún debe ser aprobada por al menos 17 de los 31 congresos estatales, aunque es casi un hecho que será aprobada debido a que el oficialista Partido Revolucionario Institucional domina en la mayoría de los estados.
Líderes de la izquierda, cuyos legisladores votaron en contra por considerar que significará la privatización de la industria, han dicho que buscarán impulsar una consulta popular para tratar de revertir la reforma.
La reforma toca fibras sensibles en un país que en las últimas díécadas ha visto a la industria petrolera como un símbolo de soberanía y nacionalismo. La industria petrolera fue nacionalizada en 1938.
Algunos izquierdistas tambiíén dijeron que se corre el riesgo de que multinacionales, sobre todo las del país vecino Estados Unidos, tomen el control de la industria petrolera como ocurrió antes de la nacionalización de 1938.
Míéxico es uno de los cinco principales exportadores de crudo a Estados Unidos con más de un millón de barriles al día.
"Creemos que la apertura de los mercados de Míéxico, para decirlo claramente, es muy bueno para el pueblo de Míéxico y las personas en cualquier parte del mundo que usa energía", dijo William Colton, vicepresidente de planeación estratíégica corporativa de la Exxon Mobil, en una conferencia por internet previo a la votación.
Luego de díécadas de una creciente producción de crudo, Pemex ha enfrentado problemas en los últimos años para sostener la extracción de petróleo y gas, lo cual ha llevado a varios actores a considerar necesario hacer un cambio profundo en el sector para revitalizarlo.
La producción de crudo en Míéxico tuvo en 2004 su mayor nivel, con un promedio de aproximadamente 3,4 millones de barriles diarios. A partir de 2005 comenzó a descender y actualmente se ubica en unos 2,5 millones de barriles diarios.
A diferencia de oficialistas y conservadores que ven indispensable la apertura al capital privado, la izquierda sostiene que sólo es necesario fortalecer a Pemex y dotarla de mayores recursos para invertir.
La sesión en la Cámara de Diputados se inició la tarde del miíércoles en un edificio alterno debido a que un grupo de diputados de izquierda entró al recinto principal y bloqueó los accesos, incluso con cadenas, para impedir el debate del proyecto.
Apenas unas cuantas horas antes el Senado había votado por mayoría a favor de la reforma que según las autoridades podrá detonar importantes inversiones y un mayor crecimiento económico del país.
Grupos empresariales y analistas del sector se han manifestado a favor de la reforma, además de que algunos creen que ayudará a los tres países que integran el Tratado de Libre Comercio de Amíérica del Norte: Míéxico, Estados Unidos y Canadá.
"Vamos a poder desarrollar servicios y capacidades en materia de energía que puedan ser transferidos de un país a otro", dijo a The Associated Press Thomas Donohue, presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos.
"Tenemos que reconocer que íéste es un esfuerzo importante en un sentido histórico. Sin embargo, los desafíos son enormes debido a la cantidad de cosas que se tienen que hacer para implementar la reforma", dijo Michelle Michot Foss, titular del Centro de Economía Energíética de la Universidad de Texas.
La jornada en la Cámara de Diputados estuvo marcada por momentos por reclamos y gritos, e incluso sollozos y un semidesnudo.
Antonio García Conejo, diputado del izquierdista Partido de la Revolución Democrática, subió a la tribuna y comenzó a quitarse la ropa hasta quedar en calzoncillos en una manera de representar lo que a su juicio hace la reforma: un "despojo" a la nación.
El proyecto modifica la constitución y permite al gobierno otorgar contratos y licencias para la exploración y producción a empresas multinacionales, algo expresamente prohibido hasta ahora y que muchos mexicanos consideran tabú.
La izquierda, que ha promovido protestas diarias en calles de la capital y frente al Congreso, había dicho que antes de discutirse en las cámaras la reforma debía someterse a una consulta popular.
La energíética es la principal pieza de una serie de reformas promovidas por el presidente Peña Nieto en sectores como la educación, el sistema fiscal y las telecomunicaciones.
Sin embargo, la reforma aprobada va más allá de la que originalmente propuso el mandatario, al establecer mayores modalidades en las que la iniciativa privada puede participar en la industria petrolera.
La iniciativa original del gobierno sólo consideraba contratos para compartir ganancias.
La reforma establece tambiíén la creación del llamado Fondo Mexicano del Petróleo, administrado por un fideicomiso encabezado por el Banco Central y que manejará la riqueza generada por la renta petrolera.
El grupo financiero Barclays consideró que una vez que se hayan hecho las adecuaciones a las leyes secundarias, los contratos con empresas privadas podrían materializarse hacia 2015 y los primeros flujos de inversión hacia 2016.
En una nota analítica, Barclays estimó que la reforma podría contribuir en un 1,5% al crecimiento económico, con lo cual Míéxico podría tener tasas sostenidas de crecimiento de un 5%.
Una preocupación que han manifestado algunos es la corrupción en Pemex, que tiene un poderoso sindicato encabezado por Carlos Romero Deschamps, cuya familia ha sido exhibida en la prensa por su ostentoso nivel de vida.
Pemex tiene un estimado de 155.000 empleados, de los cuales unos 101.000 son sindicalizados, según el Centro de Investigación para el Desarrollo.
Romero Deschamps, quien tambiíén es senador por el oficialismo, estuvo inicialmente a favor de la reforma, que prácticamente no tocaba al sindicato.
Sin embargo, en un cambio de última hora aprobado por ambas cámaras, se acordó remover al sindicato de su representación en el consejo de administración de Pemex. Romero Deschamps no votó al final.
La reforma tambiíén incluye que deberán desarrollarse mecanismos para prevenir y castigar la corrupción en los nuevos contratos que se hagan