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La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, afirmó que el fortalecimiento de la industria naval y la demanda de plataformas marítimas para la industria petrolera convertirá al país en mayor fabricante de este tipo de estructuras.
Al intervenir en la ceremonia de entrega de la plataforma P-62 en el astillero Atlántico del puerto de Suape, en Ipojuca, estado de Pernambuco, Rousseff destacó que la exploración de crudo en la zona de presal, en aguas profundas del ocíéano Atlántico, avanza con gran velocidad y Brasil necesita de estructuras marítimas para extraerlo.
Con tan sólo explotar el campo Libra, considerado el mayor yacimiento hasta ahora descubierto en el país, se necesitarán de 12 a 18 plataformas, las cuales tendrán al menos el 60 por ciento de componentes nacionales, subrayó.
Esta elevada demanda transformará necesariamente a Brasil en el mayor fabricante de armazones marítimas en el siglo XXI, aseveró al afirmar que continuarán asimismo con la importación de equipos para la industria petrolera.
Con el 63 por ciento de sus componentes producidos en este territorio, la P-62 comenzó a construirse en abril de 2008 y su terminación se registra dos meses antes del plazo previsto.
Tiene capacidad para 180 mil barriles de petróleo diarios y seis millones de metros cúbicos de gas natural y se prevíé que sea trasladada en 2014 al campo Roncador, descubierto en 1996 en aguas profundas de la Cuenca Campos, que tiene una extensión de 110 kilómetros cuadrados y una profundidad de mil 545 metros.
Roncador figura entre los bloques más grandes de Brasil con reservas estimadas en cuatro mil millones de barriles de crudo.
Antes de esta inauguración, la mandataria realizó un recorrido por la obra en construcción de la refinería Abreu y Lima (Rnest), cuya edificación comenzó en 2007 y se encuentra concluida en el 83,1 por ciento.
Esta planta del noreste de Brasil, tambiíén ubicada en Pernambuco, tendrá una capacidad proyectada para procesar 230 mil barriles diarios de petróleo y entrará en operaciones en el segundo semestre de 2014.
Con una inversión por valor de 17 mil millones de dólares, Brasil busca aumentar su producción de diíésel para satisfacer una creciente demanda y disminuir las importaciones.
La última refinería construida en el país fue inaugurada en 1980 en Sao Josíé dos Campos, en el Vale do Paraíba paulista.