Ayer no sólo se ejecutó la mayor nacionalización de la historia. Tambiíén se plasmó la que posiblemente pasará a ser la paradoja más perfecta jamás alimentada por unos responsables económicos. Y íésta no reside en que el país que presume de ser más liberal se está revelando como un consumado intervencionista. Va más allá.
Con su toma de control de las sociedades hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, el Tesoro de Estados Unidos, que no es otra cosa que el brazo económico de la Casa Blanca, está dando la razón a quienes han cometido los excesos que han situado a ambas firmas al borde de la quiebra. Sí, así es, por muy duro o extraño que suene.
Con su maniobra de fin de semana han avalado a quienes, desde los despachos de ambas firmas, han permitido dar rienda suelta a la emisión de deuda, y a quienes, desde el seno de los mercados, les han permitido engordar y engordar hasta adquirir su mórbida obesidad actual, ascendente a 5,3 billones de dólares en deuda hipotecaria. O lo que es lo mismo, casi 4 veces la riqueza generada en todo un año por la economía española.
¿Cuál es el motivo, el punto cardinal por el que el Tesoro está bendiciendo a quienes erraron o se pasaron de listos? Muy sencillo: durante años, Fannie & Freddie han vivido por encima de sus posibilidades por naturaleza híbrida, ya que si bien son entidades privadas, su pasado público nunca les ha abandonado. Esto les ha llevado a actuar como ese niño malcriado que, a sabiendas de que su papá es rico, se convierte en un derrochador. Total, papá ya lo pagará. Y del mismo modo que sus amigos le consienten ese comportamiento porque, en efecto, saben que su progenitor acudirá al rescate, los mercados financieros han permitido a los responsables de estados sociedades hipotecarias que ensancharan su cartera hipotecaria hasta la extenuación.
¿Cómo hacían la vista gorda a esos excesos? Aceptando que Fannie Mae y Freddie Mac lanzaran títulos a los que el mercado les concedía la misma calidad que si los emitiera el mismo Tesoro norteamericano. Esta realidad les reportaba un doble beneficio: por un lado, se financiaban de forma más barata que sus competidores; y por otro utilizaban el dinero que se ahorraban en abonar intereses para hacer a sus clientes potenciales una oferta que sus rivales no podían igualar. De ahí que entre ambas respalden el 50% de las hipotecas que hay en Estados Unidos.
Y todo porque la sombra de la Casa Blanca siempre estaba detrás. El ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, lo explica en sus memorias de forma más precisa. "[Los mercados] presuponen que el Tío Sam les sacará las castañas del fuego en caso de impago. Fannie y Freddie habían estado usando esa subvención para inflar sus beneficios y crecer".
Premio para los 'malos'
Por este motivo, desde el mismo momento en que el Tesoro ha acudido en ayuda de ambas sociedades, les ha dado la razón a quienes hicieron la vista gorda con Fannie & Freddie; a quienes les permitieron endeudarse por encima de donde hubieran debido y a un precio más barato del que les correspondía; a los consejeros que se han despreocupado de conceptos como el control de riesgos, la mesura, el valor de mercado, la eficiencia, la competencia...
Todos ellos actuaron mal porque estaban convencidos de que, tarde o temprano, el Tío Sam les acabaría salvando. ¡Y así ha sido! Por tanto, ¡ellos acertaron! ¡Los Daniel Mudd y Richard Syron, consejeros delegados de Fannie Mae y Freddie Mac, respectivamente, y sus acólitos estaban en lo cierto al hacer lo que les viniera en gana! Al fin y al cabo, el síéptimo de caballería ha venido en su ayuda... ¡cuando ellos eran los malos de la película!
Una paradoja tan cruel como íésta, que rubrica aquello de que los beneficios se privatizan y las píérdidas se socializan y propone otro caso de estudio para el denominado dilema moral de ayudar a quien ha errado, constituye la máxima expresión de hasta quíé punto ha fallado el sistema financiero estadounidense en los últimos años. Pase lo que pase en el futuro, Estados Unidos ya ha escrito una de las páginas más negras de toda su historia financiera.