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La explotación de "tierras raras" en Malasia, vuelve hoy a colocar hoy a Australia en la mira crítica, meses despuíés que su presunta participación en espionaje estadounidense en el Sudeste Asiático despertó resquemores.
Esta vez el motivo de malestar gira en torno a suelos excepcionalmente ricos en todos los elementos químicos del planeta, muy codiciados para la fabricación de instrumentos de alta tecnología que Malasia posee entre muy pocos países.
Un grupo ambientalista irrumpió una función para celebrar el Día de Australia, en protesta contra la firma minera Lynas Corp, de esa procedencia, que extrae dichos recursos, y según alegan sus impugnadores está produciendo peligrosos desperdicios radioactivos.
Decenas de activistas de la coalición no gubernamental Himpunan Hijau se concentraron en el Centro de Convención en el corazón de la capital, donde tuvo lugar la jornada festiva bajo los auspicios de esa empresa y el Alto Comisario del país oceánico.
Lynas Corp inició la explotación de las llamadas tierras raras en el estado oriental de Pahang a finales de 2012, despuíés de un año de aplazamiento debido a una fuerte oposición en el parlamento y en círculos acadíémicos.
Un portavoz de la corporación dijo en su momento que la inversión de 800 millones de dólares en la planta ayudaría a quebrar el posicionamiento de China, que cuenta con el 23 por ciento de las reservas mundiales, en el mercado de ese recurso natural.
Lo que hace tan codiciadas a las "tierras raras" son sus usos en reactores nucleares, tecnología láser, baterías, combustibles y filtradores de radiación, misiles y telíéfonos celulares.
Himpunan Hijau afirma que ha recogido un millón de firmas de solicitud del cierre de la instalación por consideraciones ambientalistas, mientras que sus esfuerzos para que una corte dictamine el cierre de operación han sido bloqueados.
Por su parte la cuestionada firma ha insistido en que la planta es segura y que los desperdicios radioactivos serían de bajo nivel.