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Autor Tema: Especulación cambiaria en Argentina va más allá del precio del dólar...  (Leído 100 veces)

OCIN

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Por... Martin Hacthoun



La especulación cambiaria y las maniobras por parte de grupos de poder económico y polí­tico va más allá del precio del dólar; existe todo un entramado de esos sectores por cambiar la polí­tica del paí­s acorde con sus intereses.

El 27 de enero entró en vigor en Argentina la venta oficial de dólares, aunque regulada y bajo determinadas condiciones; la primera, que todo el que desee comprar debe estar debidamente registrado y cumpla los requisitos de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), el ente fiscalizador.

Los otros dos requisitos importantes son: podrán adquirir divisas los ciudadanos que ingresen no menos de siete mil 200 pesos, el cual es el sueldo mí­nimo y vital, y solo se venderán por persona con el formulario de la AFIP en mano, como tope, dos mil dólares por mes.

Fue una decisión dura para el gobierno, que ha venido protegiendo las reservas nacionales acumuladas a lo largo de los últimos años.

Empero, adoptó la medida para tratar de controlar el rejuego especulativo de los sectores de poder económico y polí­ticos opositores, empeñados en cambiar el actual sistema, que si bien no es perfecto, intenta lograr un crecimiento con inclusión social y una más justa distribución de las riquezas.

De ahí­, que muchos concluyan que detrás de la especulación hay intereses ocultos, los cuales van más allá del común precio del dólar.

Al menos así­ advierten analistas y economistas, entre estos Ricardo Aronskind, acadíémico de la Universidad Nacional General Sarmiento (UNGS), y Andríés Asiain, director del Centro de Estudios Económicos y Sociales (CESO), cuyos análisis publicó el diario Página 12.

Aronskind sostiene que lo que está hoy en juego en el paí­s es el mantenimiento de una polí­tica soberana e independiente de las imposiciones de la globalización versus la "reconducción" de Argentina a la precariedad del redil de la división internacional del trabajo.

Eso significarí­a volverlo a la exportación de materias primas escasamente elaboradas, al reendeudamiento generalizado, desmantelamiento productivo y aguda fractura social, alerta.

En los últimos años, la vieja tradición argentina de la especulación y el "rentismo" obtuvo un triunfo instalando en la vida diaria de los ciudadanos el mercado paralelo de divisas y el llamado "dólar blue", explica el economista. Lo hicieron -ahonda- "como si se tratara de un indicador muy relevante en torno del cual deben estructurarse las principales decisiones económicas, y contaron para ello con un gigantesco aparato mediático que opera en un contexto socio-cultural-ideológico neoliberal".

"Pareciera que la lucidez no es un dato que caracteriza a importantes sectores locales, cuyo comportamiento oscila entre la rapiña y la reacción de manada", sustenta.

Las reservas del Banco Central, un valioso reaseguro para la autonomí­a estatal que supo construir el extinto presidente Níéstor Kirchner, han sido objeto de fuertes presiones.

Por un lado -explica- debido a defectos de la propia estructura productiva argentina y, por el otro, por la aversión a la inversión productiva y la adicción a la fuga de capitales de numerosos actores locales y extranjeros.

Opina Aronskind que la respuesta a tensiones cambiarias no extremas -como es el caso argentino- estriba en el mejoramiento del perfil exportador, la sustitución genuina de importaciones y el acceso al críédito internacional con fines productivos.

No obstante, "en el corto plazo se debí­a enfrentar la situación, que tiene un altí­simo componente polí­tico", de ahí­ la decisión del gobierno de liberar la venta regulada del dólar.

"Era necesario quebrar la burbuja especulativa que es utilizada a su vez para crear un clima de descalabro, descontrol y aceleración de los diversos precios de la economí­a, buscando un desmadre institucional", argumenta el economista.

Por su parte, Asiain advierte en su columna que los dueños del poder económico son poco numerosos como para imponer un proyecto de paí­s mediante un triunfo electoral. "Pero a falta de votos tienen billetera y la utilizan para condicionar las polí­ticas económicas".

Ese fue el camino tomado a partir de 2007-2008 por ciertos sectores, principalmente exportadores, agrega el director del CESO. Para preservar las reservas, entonces, el gobierno optó hace dos años por restringir la venta del dólar, el llamado cepo.

Ante esa limitación, los grupos de poder económico llevaron entonces la pulseada cambiaria al mercado marginal, y constituyeron la brecha cambiaria en un indicador sobre quiíén iba ganando la pelea, sugiere el experto.

La falta de control estatal sobre el comercio exterior, principalmente en el rubro de exportación donde, por ejemplo, un grupo de siete multinacionales maneja el acopio y embarque de granos y derivados en puertos privados con escaso control, abrió un canal de evasión de dólares.

Esos montos pasaban del ente oficial hacia el mercado paralelo que permitió fabulosas ganancias a esos grupos mediante la especulación cambiaria.

Ahora, el gobierno enfrenta el desafí­o del impacto inflacionario de la devaluación y la subsistencia de una elevada demanda de dólares en el mercado paralelo, avizora Asiain, quien alerta que una inflación inflada por el sector empresarial "es posible que se coma la devaluación en poco tiempo".

De ahí­ que sugiera la implementación de medidas compensatorias en materia del precio de alimentos, tarifas y otras -preferiblemente antes del inicio de las negociaciones de salario con los sindicatos- para ayudar a disminuir el impacto inflacionario de la devaluación.
 


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