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Autor Tema: Irán y su ejíército de millonarios: un nuevo edíén para las empresas españolas  (Leído 161 veces)

Eguzki

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Irán es un paí­s de grandes oportunidades, escasos riesgos y bajos costos. Esto es, en resumen, lo que su presidente, Hasan Rohani, expuso al mundo durante su intervención en el Foro de Davos (Suiza). Desde su llegada al poder, el pasado verano, Teherán está virando lentamente hacia un aperturismo polí­tico y social que ahora se quiere vender tambiíén como un atractivo económico.

La inflación sigue oscilando entre el 25 y el 30%, las sanciones internacionales han hecho que venda al dí­a un millón menos de barriles de crudo de lo acostumbrado y el mercado bancario europeo y norteamericano sigue bloqueado para sus movimientos, todo como consecuencia del castigo occidental por los progresos de su programa nuclear. Pero ahora el escenario es diferente: las negociaciones atómicas entre Irán y las grandes potencias internacionales avanzan, las centrifugadoras ya no enriquecen uranio y las sanciones empiezan a levantarse. Es, de nuevo, el momento de hacer negocios.

¿Es tambiíén Irán un buen destino para los inversores españoles? Hosam Al Jaber, consultor jordano especializado en mercados de Oriente Medio, responde que “sí­, sin duda”. “Si los buenos pasos de Rohani prosiguen, de hecho, será un mercado muy disputado en poco tiempo y quien llegue tarde lo pagará”, pronostica para El Confidencial. “España, como paí­s europeo, tiene muchas posibilidades de entrar”, zanja. 
Sus principales bondades son dos, a sus ojos: el enorme volumen de población, más de 76 millones de clientes potenciales –entre los que hay 14 millones de millonarios y con un 41% de población entre 30 y 40 años–, y sus “excelentes” recursos naturales, desde el campo a la minerí­a. Los mayores inconvenientes, por el contrario, son la burocracia y los “procedimientos especiales” de un paí­s intervencionista, donde el sector público es mayoritario. Sólo en los últimos ocho años, desde fuera se habí­an inyectado al paí­s casi 26.000 millones de dólares en 631 proyectos diferentes, informó en junio la agencia IRNA. Pese a la crisis mundial, la llegada de inversores foráneos ha crecido desde 2008 un 143%.

Las empresas españolas crecen un 21% en la zona

España, según la ficha de paí­s publicada por el Ministerio de Economí­a y Competitividad en 2013, tiene actualmente sólo ocho empresas sobre el terreno, que trabajan en la minerí­a y la siderurgia, la maquinaria pesada, la cerámica, la automoción y la alimentación. Las sanciones internacionales frenaron un proceso de modernización especialmente intenso en los cinco años previos, por el que se estaba dando entrada a firmas extranjeras sobre todo para aportar nueva tecnologí­a.

El ICEX (España Exportaciones e Inversiones) precisamente destaca que en 2011 el crecimiento de las empresas españolas en la zona fue del 21,4%, frente al 12,5% de subida media en el resto del mundo, y lo mismo ocurrió con las exportaciones a Irán, 33% más frente al 14,8% de media general y a la bajada del 7,3% en las inversiones europeas en el paí­s. La imposibilidad de comerciar mediante instituciones financieras comunitarias hizo luego que las transacciones se frenasen en seco. Al Jaber considera que estos datos de España “son interesantes” y pueden situar a sus empresas en un buen punto de partida ahora que se retoman los contactos.

Las materias en las que se puede invertir son muy diversas. Según un estudio elaborado por el Instituto de Oriente Medio de la Universidad de Singapur, el sector público necesita tecnologí­a y confí­a para ello en firmas extranjeras, aunque en este momento sus principales lazos son con Asia, donde se encuentran los paí­ses que no le han impuesto castigo alguno por sus investigaciones nucleares y que han seguido manteniendo a flote su negocio petrolero, como es el caso de China o Japón.
¿Quíé sectores requieren más inversión?

Los sectores que más inversión requieren son el energíético (petróleo, gas, petroquí­mico, con grandes bolsas de materia prima y pocos medios de extracción o refinado), el transporte (centrado en la mejora y ampliación de las lí­neas de tren y metro y nuevas autoví­as hacia zonas más rurales), el agropecuario (Irán quiere convertirse en el granero de Oriente Medio) y las energí­as renovables (su apuesta más reciente y más verde). Los próximos 18 meses son esenciales para ver el futuro de dichas inversiones, porque es el horizonte en el que se plantea el fin de las sanciones actuales contra el ríégimen de los ayatolás. Hay al menos 4.200 millones de dólares de Teherán bloqueados en cuentas en el exterior que, de liberarse, pueden ayudar tambiíén a dinamizar la economí­a y acelerar las apuestas.
El sector energíético es el más atractivo y con mayores cuotas de negocio, pero tambiíén el que más competencia presenta y donde España tiene menos que decir. El ministro del Petróleo iraní­, Biyan Namdar Zangane, citó en diciembre, en Viena, a un grupo de petroleras que “desearí­a” que regresaran al paí­s, informa Reuters. Entre ellas no se encuentra Repsol, que trabajó en Irán hasta hace dos años. En un mes, confirmó ayer el ministro a la agencia IRNA, estará listo el nuevo modelo de contrato de explotación para este sector, que facilitará la entrada de capital foráneo, con más garantí­as, por más tiempo. Lo que recomienda, pues, Al Jaber es que se busque un hueco en la automoción, la industria ligera o los suministros para construcción y los farmacíéuticos, que copan las principales importaciones iraní­es según la UNCTAD, la Conferencia de la ONU para Comercio y Desarrollo; hoy estos bienes proceden de Turquí­a, Suiza, Emiratos írabes, China, Alemania o Corea del Sur.

“Una vez que el empresario español pierde el miedo a lo desconocido, el mercado iraní­ se convierte en muy interesante para su empresa”, reconocen los documentos del ministerio español. El ICEX explica que los “beneficios” de Irán son notables para un emprendedor: bajos costes laborales (tanto en mano de obra no cualificada como en puestos de mayor formación), bajos costes energíéticos (por la abundancia de fuentes), variedad de materias primas, importantes infraestructuras, alta demanda y un pueblo “muy consumidor”. España e Irán, indica, tienen firmado un Acuerdo de Protección y Promoción Recí­proca, en vigor desde 2004, y un convenio para evitar la doble imposición, activo desde 2006, y ambos paí­ses acordaron que puede recurrir al arbitraje internacional en caso de litigio.
Bonificaciones fiscales

Más allá de esa lí­nea bilateral de cooperación, Rohani prometió a los dos dí­as de llegar a su puesto que remozarí­a las leyes para “regular con más garantí­as” el comercio, exportaciones e importaciones. En diversas entrevistas con prensa internacional ha reconocido que su nación arrastra una imagen perniciosa desde los primeros años de la Revolución Islámica (1979), cuando se produjeron nacionalizaciones masivas. El miedo tambiíén está en casa, donde el empresariado y el Gobierno, durante años, han visto en las inversiones extranjeras una amenaza para la industria local.
El español que estíé interesado en Irán debe saber que el tipo impositivo sobre beneficios, en 2013, fue del 25%, pero hay bonificaciones fiscales altas si el producto final va destinado al mercado exterior o si se invierte en las llamadas zonas de libre comercio (con hasta 30 años de “vacaciones fiscales”) y las zonas económicas especiales (con exenciones de entre dos y 14 años en el impuesto de sociedades). Las facilidades son notablemente importantes en el sector de la minerí­a.

Lo que destacan sin discusión tanto el ICEX como el analista jordano y la Universidad de Singapur es que es “prácticamente imprescindible” contar con un socio local para instalarse en Irán. No sólo porque ayudará a presentar el proyecto ante el Estado, al mostrar que el capital no es exclusivamente extranjero, sino por la complejidad de los trámites, “sólo al alcance de un local versado en ellas”, explica Al Jaber.

“Emprender la aventura en solitario es temerario. Genera desconfianza en el Gobierno y es un callejón sin salida, porque todo es complejí­simo, no pocas veces discrecional y, además, el idioma corriente es el farsi. Un socio local es una muleta esencial. Quien emprenda el camino a Irán debe buscar antes una contraparte seria. Con ella habrá ganado media carrera”, abunda. La experiencia española con capital mixto es “muy buena”, apuntaba el ICEX en su radiografí­a del pasado año, porque los empresarios “se han adaptado perfectamente” al modo de hacer negocios en Irán, el mayor mercado del Medio Oriente que, lentamente, se abre de nuevo al mundo.