En apenas tres semanas, Service Point puede convertirse en la octava compañía cotizada española en concurso, un negro destino que se someterá al voto de su Junta General de Accionistas el próximo 24 de febrero.
Las negativas de la banca acreedora a todas las ofertas presentadas en los últimos tres meses llevaron al consejo de administración de Service Point a tirar la toalla el pasado 20 de enero. Un portazo que dio dejando abierta una ventaja, ya que el órgano presidido por Josíé Manuel Arrojo tambiíén ha dejado claro que está dispuesto a encontrar una solución hasta el último momento.
Y aquí entra en juego Springwater, la firma de capital riesgo suiza que irrumpió en Service Point a finales de pasado ejercicio con una oferta que se granjeó la confianza del consejo de Service Point y tambiíén de gran parte de la banca acreedora, como dio en exclusiva El Confidencial.
Sin embargo, las reticencias de algunas entidades extranjeras hicieron imposible llegar a un acuerdo cuando se cumplieron tres meses del preconcurso, plazo máximo estipulado por ley para salir de este agujero o iniciar el proceso concursal definitivo.
Lejos de tirar la toalla, Martin Gruschka, socio fundador del fondo suizo, reconoce que estar dispuesto a "luchar por Service Point hasta el final porque lo vale". De hecho, es la guinda que le falta al pastel que lleva cocinando en nuestro país en los últimos tres años y que le ha permitido cerrar la vertiginosa carrera de adquisiciones que ha llevado a cabo en los últimos seis meses y que ha terminado dando lugar al grupo Delion.
Con este nombre se ha rebautizado al negocio de documentación digital de Indra, que adquirió Springwater en verano en la que fue su primera operación. Despuíés vinieron DataSur (empresa especializada en servicios de comunicación a clientes) a Kutxabank; el portal de descuentos exclusivos para empleados Inspiring Benefits; la antigua Unipapel a Adveo; y el proveedor de voz y datos Sarenet a Vocento.
"Hemos creado un grupo centrado en ofrecer todas las herramientas para la comunicación, desde las cartas de papel hasta el call center, con la posibilidad de establecer sinergias entre todos ellos", explica Gruschka, un negocio en en el que: "Service Point es muy complementario".
Además de por la similitud del negocio (se dedica a la gestión documental y servicios de impresión), porque ofrece la posibilidad de tener presencia internacional (Service Point opera en España, Reino Unido, Italia, Alemania, Bíélgica, Holanda, Noruega, Suecia, Francia y Estados Unidos), y de permitir a Delion contar con un vehículo cotizado.
A este respecto, Gruschka prefiere no especular. Donde se muestra más tajante es cuando habla de su apuesta por España y por adquirir lo que íél prefiere denominar empresas "especiales", que no quebradas. De hecho, considera que ahora es el momento de cerrar en España la adquisición de muchas compañías de este tipo, debido a la necesidad de los grupos por concentrarse en su negocio principal y prescindir de aristas.
Así ha construido Delion y, gracias al resto de adquisiciones y a las sinergias, ha logrado en seis meses pasar de los 35 millones de ingresos que tenía la antigua filial de Indra a 120 millones; y de un ebitda (beneficio bruto operativo) de 5 millones, a otro de 20 millones. Pero todavía hay más, porque aspira a doblar estas cifras en apenas un año, hasta alcanzar los 240 millones de facturación y los 40 millones de ebitda.
Un ambicioso plan que le ha llevado a invertir casi cerca de 60 millones de euros en España, a los que se sumarán los 100 millones que se ha marcado para este ejercicio. "Nuestro negocio se enfoca a crecer, no a cortar", afirma, consciente de la fama de buitres que se adjudica en España a este tipo de fondos.
Pero los planes de Gruschka pueden verse seriamente dañados si la compañía, por la que tambiíén se ha interesado Sherpa Capital, termina yendo a concurso. De ahí que el ejecutivo reconozca que incluso en esa situación seguirá mostrando su interíés por la compañía y no descarte pujar por activos de Service Point si termina yendo a convenio.
Un destino que no quiere ni imaginarse. "Estamos muy interesados, pero temo que quizás no haya tiempo suficiente para la transacción". Y concluye: "He visto situaciones en otras compañías donde la empresa al final ha muerto porque los bancos no han tomado decisiones". Aquí, espera que la historia no se repita.