Paradojas del destino, la misma soga que está ahogando a Víértice 360º le ha dado un balón de oxígeno en los agónicos momentos que vive la compañía. Se trata de la Agencia Tributaria, que el pasado 31 de enero entregó a la productora los 22,99 millones de acciones que tenía embargadas desde marzo de 2012.
Estos títulos forman parte de la moneda de cambio que utilizó Vertice 360 en su fallido intento de absorción de Lavinia, una operación que se articuló con un intercambio de acciones que terminó cayendo en saco roto y con el fisco embargando las acciones de Narval Sabazio, la sociedad de Antonio Esteve, dueña de Lavinia.
Casi dos años despuíés, la Agencia Tributaria ha trasferido a la productora ahora presidida por Josíé Miguel Fernández Sastrón los títulos que tenía embargados, lo que ha supuesto para la compañía contar de golpe con una autocartera del 6,814% del capital, cuenta que hasta estaba a cero, ya que el pasado 17 de diciembre terminó de deshacerse de todas sus acciones propias..
Esta nueva inyección, por tanto, es una bocanada de aire puro para Víértice, que el próximo miíércoles cumplirá dos meses en situación de preconcurso, lo que significa que apenas tiene 30 días para lograr refinanciar sus deudas, unos compromisos financieros que tienen precisamente en Hacienda a su hueso más difícil de roer.
Y es que, a la espera de que la compañia presente las cuentas de cierre de 2013, fuentes conocedoras de la situación aseguran que Vertice tiene una cuenta pendiente cercana a los 12 millones de euros con el fisco, agujero que se comprometió a afrontar el principal accionista de la productora, el grupo Ezentis, y que ha sido el detonante de la diáspora vivida por la compañía las pasadas Navidades.
Como adelantó El Confidencial, el pasado 30 de diciembre Josíé Herrero Egaña dimitió del consejo de administración de la compañía, que había presidido hasta tres días antes, tras ver como el resto de administradores rechazaban su propuesta de celebrar una reunión extraordinaria dirigida a presentar el concurso de acreedores.
Detrás de este movimiento estaba la propia CNMV -Comisión Nacional del Mercado de Valores-, interesada en poder suspender la cotización de un valor cada día más puesto en entredicho, tras haber vendido su principal activo a HIG y haber sufrido una autíéntica fuga de consejeros, iniciada por los representantes de la propia Ezentis, su primer accionista, que para terminar de rizar el rizo, tiene en venta el 27,8% que posee de la compañía.
Tras desplomarse un 52,6% desde que anunció el preconcurso, las acciones de Víértice cotizan en 0,049 euros, lo que confiere a la inyección de autocartera un valor de 1,1 millones de euros, apenas una gota en mitad del ocíéano si se compara con la deuda que tiene Víértice con Hacienda, pero un balón de oxígeno, al fin y al cabo, para la compleja situación que vive la empresa.