El consejo de administración de Repsol celebrado el 29 de enero acordó encargar la preparación de un cambio de las normas de la sociedad con el objeto de mantener la integración de sus negocios. Más concretamente, una modificación de los estatutos para reforzar las mayorías en el caso de que alguien proponga votar a favor de una división del grupo. En este sentido, se plantea requerir hasta un 75% de los votos, frente al 50% actual, para que una medida semejante salga adelante.
El consejo acordó este blindaje ante “la certeza†de que uno de los principales accionistas, Pemex, estaría planteando la segregación. Según fuentes conocedoras de la medida, la petrolera mexicana, que tiene un 9,34% de Repsol y un puesto en su consejo de administración, estaría buscando la escisión del grupo en dos:por un lado, el negocio de upstream (exploración y producción) y, por otro, el resto (refino, comercialización y petroquímica).
Según las mismas fuentes, la intención ultima de Pemex sería, en una hipotíética división de Repsol en dos empresas, controlar la de upstream. De esta manera, la mexicana ganaría la presencia internacional de la que carece para justificar ante la opinión pública mexicana la políémica reforma energíética. Con ella, el Gobierno de Enrique Peña Nieto ha abierto el mercado al capital extranjero, lo que ha requerido cambiar la Constitución del país. Para lograr este control de Repsol, la petrolera que dirige Emilio Lozoya, estaría moviendo hilos políticos en España, añaden. Pemex ha sido el principal artífice de la presión internacional para lograr que Repsol negocie un acuerdo con Argentina sobre la expropicación de YPF.
Controlar el upstream de Repsol supondría un salto de gigante para Pemex, que necesita tecnología y activos en el exterior. La mexicana perdió 7.100 millones de dólares entre enero y septiembre de 2012 y sus niveles de producción son los más bajos en 20 años.
Pemex dice no ocultar su interíés por lograr un mayor protagonismo en la gestión de Repsol pero niega que pretenda una segregación de la petrolera española, así lo aseguran fuentes de esta compañía. Algunos rumores han venido apuntando a que los mexicanos designarían al consejero delegado de la empresa escindida de usptream.
En el último consejo, el presidente de Repso, Antonio Brufau, presentó un informe que demostraba las ventajas de mantener integrados todos sus negocios, algo que forma parte de su carácter estratíégico y que le ha permitido crecer y desarrollarse en los últimos años.
Los accionistas de referencia de Repsol (Caixabank, Sacyr y Temasek) se oposieron abiertamente a cualquier desintegración del grupo. De hecho, la medida propuesta se acordó por unanimidad y ni siquiera el consejero de Pemex se opuso expresamente.
La modificación de los estatutos propuesta debe ser sometida a la próxima junta y ser aceptada por más del 50% del capital suscrito con derecho a voto. Precisamente, este límite es el que ahora fijan dichos estatutos para “la transformación, escisión, cesión global de activo y pasivo, traslado de la sede al extranjero o la disolución de la sociedadâ€.
De ser aprobado en la asamblea este blindaje para preservar la integridad de Repsol, la escisión tendría un “carácter especial†en los estatutos y requeriría, tanto en primera como en segunda convocatoria, el voto favorable del 75% del capital con derecho a voto concurrente a la junta.
Los accionistas de Repsol tienen limitado su derecho de voto al 10%, pero ninguno de ellos cuenta en estos momentos con participaciones superiores a dicho porcentaje, salvo Caixabank, que tiene un 12,02%. La iniciativa de su presidente cuenta con el apoyo de esta entidad;Sacyr, con el 9,38 y el fondo soberano de Singapur, Temasek, que tiene el 6,32. Y, con toda probabilidad, con los accionistas minoritarios, que verían perder el valor de sus acciones en el caso de una fragmentación de la compañúia.
La junta, pendiente del acuerdo con Argentino
La fecha de la junta ordinaria de Repsol de este año está condicionada a un posible acuerdo con el Gobierno argentino para una compensación por la expropiación del 51% de YPF hace casi dos años. Teniendo en cuenta que Argentina pagará con bonos del Estado (5.000 millones de dólares), la intención de Repsol es “monetizarlos†lo más rápidamente posible. Y como el acuerdo debe ser ratificado antes por la junta, esta se convocará en el momento en que se selle el acuerdo,
Las negociaciones se han visto envueltas por la tempestad monetaria que está afectando al país austral, una se cuyas consecuencia ha sido la devaluación de la propia YPC, cuyas acciones se depreciaron en la última semana de enero casi un 16% por la devaluación del peso en un porcentaje similar en dos días.
La crisis monetaria argentina juega en contra de un acuerdo sobre YPF, pero tambiíén hay quien la considera una oportunidad para que los argentinos, a los que se atribuye una gran deseperación, aceleren las negociaciones. Repsol, por su parte, considera que la situación obliga a ir más despacio.
El problema sigue siendo la obtención de garantías para cobrar los bonos y con quíé valor. Argentina se ha comprometido a emitir una emisión de 5.000 millones de dólares a 10 años con un interíés entre el 8,25% y el 8,70% anual.