Se han ido, pero siguen. Los empresarios Joaquín Rivero y Bautista Soler continúan siendo accionistas de Gecina, despuíés de que Blackstone e Ivanhoe, un vehículo de inversión de la Caisse du Quíébec, junto a la entidad francesa Natixis, les hayan embargado el otro 28% que tenían de la inmobliaria francesa.
Sin embargo, como esta ejecución es fruto de la decisión de un Tribunal de Luxemburgo, que falló que los dos fondos pudieran ejecutar su prenda, pero les obligó a hacerlo a precio de mercado (el valor cotiza entre 91 y 92 euros), Blackstone, Ivanhoe y Natixis se han limitado a adquirir las acciones que, a este precio, amortizan el pasivo pendiente de 1.627 millones, derivado del críédito sindicado que solicitaron los empresarios españoles para comprar el 31% de la entidad.
Una vez saldadas cuentas, los empresarios se han quedado con algo menos de 2 millones de títulos de Gecina, equivalentes a cerca del 3% del capital, y que a lo precios actuales alcanzan un valor del entorno de los 170 millones de euros, ahora ya sí, libres del yugo que suponía la amenaza de embargo por parte de sus entidades acreedoras.
Y es que Rivero y Soler llevan año y medio con esta soga la cuello, en concreto, desde que Natixis rechazó refinanciar el críédito sindicado que pidieron los dos empresarios para hacerse con el 31% de Gecina. Como medida de defensa, Rivero y Soler presentaron el concurso de acreedores de las sociedades tenedoras de estas acciones, Mag Import y Alteco.
Interesado en comprar a Metrovacesa
Poco interesadas en quedarse atrapadas en un procedimiento de este tipo, todas las entidades, salvo Bankia y Natixis, vendieron su parte del críédito a Blackstone e Ivanhoe con un descuento del 15%, a finales de 2012. Poco despuíés, la entidad presidida por Josíé Ignacio Goirigolzarri siguió su ejemplo y tambiíén vendió a los fondos su participación en la inmobiliaria, según ha podido confirmar El Confidencial.
En medio de esta guerra, Metrovacesa inició un proceso de venta del 26,76% del capital que controla en Gecina y que le convierte en el principal accionista de la inmobiliaria. Entre los candidatos a hacerse con este paquete está Blackstone, que según fuentes próximas a la oferta, ha puesto sobre la mesa 92 euros por acción, curiosamente, un precio en línea con el importe al que les ha terminado obligando a ejecutar la justicia luxemburguesa.
Si Blackstone sigue adelante con su oferta, se vería obligado a tener que lanzar una opa -oferta pública de adquisición- sobre todo el capital de Gecina, lo que permitiría a Rivero y Soler hacer caja de su participación. Si tira la toalla, podría ver amenazada su inversión, ya que no sería el principal accionista de la compañía y, como les ocurrió a Rivero y Soler, otros inversores podría hacer pinza en su contra.
Aquí jugaría un importante papel Predica, aseguradora francesa que ya movió los hilos en contra de los empresarios españoles, según denunciaron estos, y que controla el 8% del capital de Gecina. Tampoco puede olvidarse a Natixis, cuya negativa a alinearse con el resto de acreedores terminó desencadenando esta guerra.
La entidad gala tambiíén ha sido la única que ha rechazado vender a Blackstone e Ivanhoe su participación, un paquete que inicialmente esperaban haber ejecutado en torno a 900 millones, y por el que han terminado pagando 1.300 millones.